Julio 2008
Cien días de conflicto
 

Todo el país se vio conmocionado en los últimos tres meses por el grave conflicto suscitado entre el gobierno nacional y el sector agropecuario.

Como todos sabemos, se les aumentaron los derechos de exportación o retenciones y las hicieron móviles especialmente sobre la soja y el girasol.

Se dijo cuando se implemento la resolución que era para desalentar el cultivo de soja y privilegiar el trigo y la ganadería. Luego se hablo que el dinero recaudado era para redistribuir mejor la rentabilidad extraordinaria.

En su último discurso la Presidenta precisó que esos recursos se usarían en un 50% para construir 30 hospitales de alta complejidad, 20% para caminos y 30% para escuelas.

Las retenciones o cualquier otro mecanismo tributario orientado a la redistribución de la riqueza generada por un sector o sectores de la sociedad debe servir para implementar desde el Estado verdaderas políticas integrales y en el caso de la Salud, un Sistema Nacional de Salud igualitario, accesible, equitativo y de calidad, pero en general la opinión pública pone en duda que dichos fondos se distribuyan de esa manera y no sean usados con otros fines menos altruistas.

Bienvenido sea la construcción y puesta en funcionamiento de hospitales y centros de atención primaria de la salud de todo el país, especialmente en aquellos lugares olvidados de provincias pobres del Noreste Argentino y el Noreste Argentino a en algunos municipios del Conurbano Bonaerense y el gran Rosario.
Nadie se puede oponer a esa inversión en salud, pero tanto o más importante sería que los gobernantes se preocupen en mantener y mejorar los hospitales que actualmente están funcionando.

Todos los que trabajamos en hospitales del sector público sabemos en las condiciones en que nos vemos obligados a prestar servicios.

A la falta crónica de insumos básicos y la obsoleta estructura edilicia de muchos establecimientos se agrega el déficit de recursos humanos, ya sea profesional o auxiliar en todos los niveles.
Algunos hospitales carecen en los servicios de emergencia y de neonatología y pediatría de los profesionales y enfermeras de guardia que correspondan y eso afecta la calidad y la correcta prestación de los servicios profesionales que demandan una población que, al aumentar el índice de pobreza, aumentan su demanda.

Por lo tanto, ojalá se puedan construir y hacer funcionar todos los hospitales prometidos pero sería de buen gobierno solucionar urgentemente los problemas de los que ya están funcionando.

 
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