Agosto 2009
Es necesario estar preparados
 

El sistema sanitario argentino basado en tres pilares, el Hospital Público, las obras sociales y la medicina prepaga lleva ya un largo tiempo sin modificaciones y fue elaborado en un tiempo de plena ocupación laboral y de una medicina sin los avances tecnológicos con que contamos en nuestro días.

Ante las recientes epidemias de dengue y de gripe A, el sistema público se vio sobre demandado y colapsado en algunos lugares pues la cantidad de pobres e indigentes que se estima en más de ocho millones de personas recurrieron al hospital y a los centros de atención primaria.

Es necesario que en la Argentina se establezca un centro nacional para el estudio, la detección y el seguimiento de enfermedades infecciosas que elabore políticas a largo plazo, que no dependan del poder político de turno y que tenga autoridad en la material a nivel nacional.

Es imprescindible que el personal médico esté capacitado y cuente con la necesaria experiencia en el manejo de estas enfermedades para evitar medidas contraproducentes y decisiones políticas que no tienen sustento sanitario.

Resulta incomprensible que recién después de finalizados los últimos comicios en nuestro país trascendieran los datos verdaderos de la pandemia de gripe A y con la asunción del nuevo Ministro de Salud se comenzara a trabajar en forma sería para encarar el problema. Lamentablemente, sólo después del comicio se empezó a conocer la verdad de la situación y se destinaron los recursos económicos para paliar en lo posible la gravedad del problema. Pero antes ya se habían gastado ingentes sumas de dinero para las campañas electorales y solamente los médicos y los trabajadores de la salud que están en la trinchera de los hospitales conocíamos la realidad.

La enseñanza que nos debe dejar tanto la epidemia de dengue como la de gripe A es que se debe encarar de frente y sin ocultamiento cuando se produzcan estas situaciones y ponerla en manos de expertos sanitaristas e infectólogos y no dejarlos en manos de políticos con buena voluntad y pocos conocimientos.
Además, como decíamos al comienzo, reestructurar el sistema sanitario, dando preponderancia al sector público para atender a la población pobre y carenciada que es la más demandante, y centralizar el comando nacional para hacer más efectiva la lucha contra otra pandemia como la que todos padecemos.

 
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