Octubre 2009
Una realidad que duele
 

El tema de los medicamentos falsos, adulterados o vencidos que se llegan a suministrar a los pacientes en nuestro país se ha instalado como una infección en el cuerpo de la Sociedad Argentina.

Esto es una realidad que compromete el presente y el futuro del sistema de salud en todos sus órdenes.

Las entidades médicas, acompañadas por las entidades de profesionales farmacéuticas ya habían prevenido a las autoridades pertinentes de establecer un control más estricto, sobre la venta de medicamentos en lugares no específicamente habilitados para tal fin.

Estas inquietudes no fueron tomadas seriamente en los ámbitos de control y a veces hasta se hacía la vista gorda y se tomaba como una travesura la venta de antibióticos, analgésicos, tranquilizantes etc, en la vía pública, en kioscos o hasta en ferias populares.

Pero la gravedad de los casos de público conocimiento que involucran a conocidas obras sociales y droguerías ha colmado la medida y ha producido una alerta en el cuerpo médico y en la población.

Aparentemente se habría estado proporcionando a pacientes de algunas obras sociales medicamentos oncológicos, contra el HIV y el tratamiento de la hemofilias falsos, adulterados o vencidos con la supuesta complicidad de algunas droguerías.

Esta gravísima situación, llamada por los medios mafia de los medicamentos, debe ser investigada y esclarecida hasta sus últimas consecuencias y no solamente en forma discursiva sino haciendo caer todo el peso de la ley sobre los culpables si los hubiere.

Pero queremos hacer notar aquí toda la preocupación que esto acarrea sobre el cuerpo médico.

Nosotros los médicos al prescribir los medicamentos, nos responsabilizamos que el efecto sobre el paciente sea el que esperamos para calmar, mitigar o curar la enfermedad.

Por ello confiamos que el medicamento sea seguro y solamente podemos verificarlo si lo proporcionamos en forma personal, como se hace en algunas especialidades, y correlacionamos su aplicación con los resultados obtenidos.

Especialmente en pacientes oncológicos, es una crimen de lesa humanidad si se comprueba que dichas drogas estaban adulteradas o falsificadas, pues el paciente puede llegar a morir al no ser tratado como corresponde, y más crimen si se trata de niños.

Por lo tanto hacemos un llamado a las autoridades competentes en la autorización y control de dichos medicamentos para que fiscalicen exhaustivamente los mismos y a las autoridades sanitarias de la nación y de la provincia para que profundicen las investigaciones sobre este tema.

Los pacientes y los médicos serán los más agradecidos.

 
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