EDICIÓN ENERO 2006  
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Hay que pasar el "invernadero"
 
Célebre frase del Ing. Alsogaray, mediante la cual nos proponía esfuerzos para pasar una importante crisis de nuestro país, allá por el comienzo de la segunda mitad del siglo pasado. Frase mediática, que perduró en el tiempo hasta nuestros días, no por su calidad como pensamiento único, sino porque la realidad de su significado, pareciera haberse constituido en un estigma para nuestra ARGENTINA, toda vez que increíblemente, aquella crisis profundizó sus raíces y hoy, casi medio siglo después late tan fuerte y renovada como en sus principios.
Utilizando paradójicamente dicha frase, cambiando una de sus palabras, "invierno" por "invernadero", aunque etimológicamente puedan ser afines, en el mundo actual, la primera califica una estación cíclica y la segunda un efecto no deseado que puede destruir el equilibrio del planeta en que vivimos.
 
Tal es la diferencia del significado de ambas palabras, que dejando de lado la ironía intelectual con que se pretendió compararlas, no obstante que ellas se vinculen climáticamente, la situación actual del mundo, nos enfrenta a la incomprensión de nosotros mismos. A pesar de la inteligencia con que se nos ha caracterizado, refiriéndonos al hombre genéricamente, hemos vivido derrochando todo lo que nos fue dado gratis, sin ver o considerar que todo es finito y que sin cuidar concientemente reservas heredadas para un futuro o no dañar el equilibrio natural donde alguien nos introdujo, más allá de los parámetros que sí sabemos que existen, en ese futuro en el que quizás no estemos, las generaciones que vienen nos tildarán además de irresponsables, de egoístas.
 
A esta altura de los acontecimientos, la palabra invernadero, no resulta desconocida para el mundo informado y para quienes intentamos introducirnos en el tema, su conocimiento es preocupante, para no decir caótico. Penetrar en el concepto "invernadero", nos lleva a recordar otros que hemos olvidado o al menos arrinconado en nuestra memoria. Por ejemplo sabemos que determinadas radiaciones cósmicas, denominadas de "onda corta", atraviesan un vidrio pero este a su vez impide la salida de otras, las infrarrojas, resultando un aumento del calor dentro del recipiente vidriado. En la naturaleza determinados gases retienen los rayos infrarrojos que buscan por su calor regresar al espacio, haciendo las veces de un techo y los devuelven a la tierra.
 

Desde que Alfred Wegener en el año l912, geofísico (1880-1930) discutido por su obra "Génesis de los Mares y los Continentes", expusiera al mundo que la antigüedad de la tierra no era solo de algunos cientos de años (400) como se creía, sino de miles de millones de años. Recordando además que los continentes juntos en la era previa a la Mesozoica, constituían la "Pangea", masa terrestre única e inmensa, que comenzara a dividirse ya en la era Jurásica y que en ese enorme tiempo, nuestra Madre Tierra fue sembrando su superficie de bosques y forestaciones verdes, para que estos absorbieran el di o bióxido de carbono y produjeran mediante la fotosíntesis el oxígeno (O2), destinado a ocupar el espacio que delimitaban su propia litosfera y la troposfera atmosférica (estrato inferior de la atmósfera).
Que tanto el dióxido de carbono, componente fundamental de todos los compuestos orgánicos y elemento primario de vida, como el oxígeno y el nitrógeno, fueron y son sustancias vitales para las plantas y luego también lo fueron y son para los animales desde que estos hicieron su aparición.

 

Que además dentro de esa mágica conformación escenográfica, alguien dispuso que era necesario humedecer el oxígeno libre. Que para ello fuera necesario entre los 10000 kms de distancia que hay hacia ambos polos respectivamente, desde un ecuador caliente y por un mecanismo de convección se movieran elevándose, el aire y los gases o fluidos, para luego al enfriarse fueran descendiendo, convirtiendo el movimiento en una recirculación, que gira en el norte en igual dirección que las agujas del reloj (anticiclón) o al revés según la presión (ciclón) y en el sur totalmente opuesta en sus direcciones, para mantener de esa forma un flujo permanente de energía térmica.

 
Inciden en el equilibrio climático más factores, entre ellos debemos considerar otro conjunto dinámico, que es la circulación termohalina, la cual por el efecto "invernadero" se alteraría y en consecuencia las aguas del hemisferio norte, por diferencia de densidad (a mayor salinidad -característica normal- el agua aumenta su peso específico y tiende a hundirse) no solo aumentarían sus deshielos, sino que también por menor densidad, disminuiría su hundimiento hacia la profundidad del mar, retardando la velocidad de la corriente fría del circuito, hacia el ecuador, océano Indico y Pacífico, donde volvería a recuperar parte del calor necesario y regresar haciendo el mismo recorrido pero en formas inversa, hacia la latitud polar y cerrar el circuito.
 
En este progresivo incremento de la lentitud de la circulación, podría llegarse dentro de l00 años, a una situación de colapso con sus terribles consecuencias.
La Dra. Silvia Garzoli, investigadora oceanográfica reconocida mundialmente, pronosticó, que de continuar la disminución de la velocidad de la recirculación termohalina se terminaría en el colapso mencionado (Oceano-graphy).
Si aquí termináramos el artículo, no pasaría de una de las tantas lecciones que nos enseñaron años atrás. Pero sucede que a través del tiempo, el hombre fue haciendo uso y abuso de lo que se le proporcionó gratuitamente.
 
De los abusos, en especial de aquellos que realizó al extraer, necesariamente o no, sustancias fijadas en la corteza terrestre por miles de años, como el petróleo y el carbón y transformarlas en energía calórica, con variadas utilidades, lenta y progresivamente fue contaminando todo lo que lo rodeaba, por no controlar el destino de sus residuos.
No conforme con ello, aquellos bosques que la Madre Tierra se preocupó en crear y mantener, el depredador mayor de este mundo conocido "el hombre", se encargó de talarlos para reemplazarlos por monocultivos forestales comerciales o matorrales destruidos luego por la erosión.
 
En todos estos casos contribuyó a aumentar la biomasa en combustión y en consecuencia incrementar la concentración de dióxido de carbono (CO2), evitando su fijación en las plantas. Tal depredación o mal uso, para algunos hombres no pasó desapercibida.
Carl von Linné en 1734, observaba que de las chimeneas de las minas de cobre de Falun (Suecia), las partículas de metales más pesados, caían como lluvia (hollín, ceniza) cerca de aquellas y producían enfermedades en la población de sus alrededores, no así en la ubicada a cierta distancia. Lo mismo ocurría y ocurre en las grandes concentraciones industriales (los Midlands británicos, el Ruhr y la Sajonia-Babiera (alemana) o en el Pittsburg americano, entre otros).
 
Francisco -Chico- Mendez Filho, sindicalista brasileño, ecologista, defendió a los recolectores de caucho de la cuenca del Amazonas, cuyo sustento dependía de la conservación de la selva y sus árboles de caucho. Ganó en su lucha un premio de la ONU. Esta organización dispuso se estudiara mundialmente la situación de los bosques, encontrándose con una situación calamitosa, de 24 millones de kms cuadrados solo quedaban en pié 9600000 kms cuadrados.
El diario Clarín publicó el 23 -10-2005, un informe especial con estas palabras: "Los grandes ríos (Solimoes y el Negro que a la altura de Manaos forman el Amazonas) bajaron doce metros el nivel de sus aguas y otros se secaron. El calentamiento del mar y los incendios forestales serían sus principales causas".
 
Se podrían citar numerosos investigadores preocupados por la contaminación, la desertización, etc., fenómenos que se producen constantemente en el mundo. Observando indudablemente con tristeza, alguien dijo refiriéndose a la Tierra, "No quiero tenerte hijo en un hueco hecho en mi seno por tu falta de sentido, quiero tenerte vivo, disfrutando de cuanto pude ofrecerte para que fueras feliz".
 
Los científicos, alrededor de 2500 de todo el planeta, están pendientes e intranquilos por dos motivos ecológicos principales: El primero se relaciona con la capa de Ozono (oxígeno triatómico), que absorbe las radiaciones cósmicas (ultravioletas del sol). Si desaparece esta capa los vegetales sufrirían graves daños Los escapes de gas Freon, procedentes de los aerosoles y acondicionadores de aire y de los escapes de gas de los aviones a reacción, también dañan la capa protectora.
 
El segundo, la concentración del dióxido de carbono, ya dijimos precedentemente, que de la combustión del petróleo y del carbón, aumenta el contenido de este residuo, al que hay que sumar el proveniente de la putrefacción y erosión de otros orígenes. Este aumento disminuiría la irradiación del calor de la tierra hacia el espacio y en consecuencia modificaría el clima de la misma. (efecto invernadero).
 
Kyoto (Japón) fue en l997, la primera y formal demostración de la preocupación de los científicos del mundo sobre el calentamiento global. En esta ciudad, 178 países firmaron un tratado para disminuir la emisión de gases contaminantes que recalientan el planeta. La excepción fue EEUU, que se negó a firmar dicho compromiso. El acuerdo definió las medidas por las que la mayoría de los miembros de la ONU, se comprometían a reducir las emisiones de gases contaminantes en un 5,2%, entre los años 2008 y 2012, tomando como base los niveles registrados en 1990. Para que este acuerdo entrara en vigor, al menos 55 países responsables del 55% en las emisiones, debían ratificarlo. Ya lo hicieron 30 naciones, se agregarían la Unión Europea, Japón, Rusia, China, India y Australia. EEUU produce el 25% de los gases que provocan el efecto invernadero, pero rechazó el protocolo. Condoleezza Rice representante de la Casa Blanca, sostuvo que para lograr el objetivo, además de su país deberían sumarse los países en desarrollo y que deberían emplearse métodos tecnológicos, sin sanciones ni supervisiones, no precisando que tipo de técnicas podrían usarse para ese objetivo.
 
La Unión Europea, Canadá, Suiza, Islandia, Noruega y Nueva Zelanda, se comprometieron a destinar 410 millones de dólares por año hasta el 2005, a los países en desarrollo para que combatan el cambio climático. Esto condicionaría la actitud norteamericana y por su parte, el primer ministro japonés elogió el acuerdo logrado en la Cumbre de Bonn, posterior a la de Kyoto y aseguró que seguirá presionando a EEUU en negociaciones bilaterales. Por la negativa del Estado americano y de otras naciones, el Protocolo de Kyoto fue calificado de fracaso en un principio.
 
En la reunión de Bonn fueron modificadas las sanciones que establecían una penalidad equivalente a US$ 30, por cada tonelada de gas contaminante, sanciones que mantuvieron alejados a algunos países entre ellos Japón, por el alto costo que significaba en lo económico y como se dijo, por la supervisión necesaria a la que algunos no estaban de acuerdo.
 
Finalmente en diciembre del 2005, en Montreal (Canadá), según los periodistas Mary Milliken y Timothy Gardner, en la Cumbre realizada en ese país, las naciones desarrolladas e industriali-zadas, con el liderazgo creciente de la Unión Europea, estaban cerca de un paso importante para trabajar en la extensión del Protocolo de Kyoto, que pretende combatir el calentamiento más allá del 2012. EEUU respondió nuevamente por la negativa de sumarse al diálogo, quedando en consecuencia solo también en esta Cumbre.
 
Concluyendo esta síntesis del Protocolo de Kyoto y de la Cumbre de Montreal, cabría recordar el viejo aforismo que dice:
"Las grandes obras de las instituciones, la sueñan los santos locos, las hacen los luchadores natos, las aprovechan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos".
 
Es de esperar, por el bien de la humanidad, que no haya ningún país que debamos incluir en el último concepto.
 
Dr. Carlos Vázquez de Novoa
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