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Sistema
Previsional Chileno
¿Un ejemplo para imitar? |
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En pocos meses más se cumplirán
25 años de la reforma del sistema previsional
chileno, una evaluación del mismo puede
servir perfectamente de parámetro para
efectuar proyecciones sobre el futuro del
modelo argentino ya que presentan grandes
similitudes tanto desde su creación,
como por su desarrollo. |
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Según la primera "Encuesta de protección
social" de la Universidad de Chile, casi el
90% de los chilenos saben poco o nada sobre su previsión.
Y tarde o temprano, la necesidad de contar con una
previsión digna será una preocupación
prioritaria de todas y todos. |
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Hasta 1981 en Chile regía un modelo previsional
solidario, o también llamado de reparto,
compuesto por más de 30 cajas de previsión,
como las recordadas cajas del Servicio de Seguro
Social (SSS), la Caja de Previsión de Empleados
Particulares (Empart) o la Caja de Empleados Públicos
(Canaempu). En realidad ese sistema contenía
vicios y desigualdades, como que algunos trabajadores
cotizaban por 40 años y otros, de rubros
distintos, jubilaban con veinte años de desempeño.
Tampoco estaba exento de riesgos, como que el Estado
se apropiara de los recursos previsionales en casos
de apuro, como en alguna ocasión ocurrió
en Argentina. Existiendo también preocupación
por la quiebra del sistema, si el sector pasivo
crecía más rápido que los trabajadores
activos (estos mismos argumentos fueron utilizados
en 1993 en la República Argentina para transformar
el régimen provisional) |
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Sin embargo, no fueron estas deficiencias las
verdaderas razones por las que el ministro José
Piñera elaboró el Decreto Ley 3.500,
que diseñó el actual sistema de Administradoras
de Fondos de Pensiones (AFP), en el cada individuo
ahorra en cuentas de capitalización individual.
La principal razón por la cual la dictadura
militar propuso la reforma previsional tuvo que
ver con privatizar la administración de cuantiosos
recursos que reportan suculentas ganancias a las
los grupos económicos que controlan las AFP.
Este modelo sirvió después para las
reformas previsionales similares de otros países,
como Perú y Argentina. |
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En 2005, casi siete millones de chilenos y chilenas
imponen hoy en una AFP, aunque menos de la mitad
cotiza con regularidad. En 1981 la mayoría
de los trabajadores que imponían en el
viejo sistema se cambiaron a las AFP por tres
razones: por temor y coacción de los empleadores.
Otro grupo se cambió seducido por la fuerte
publicidad de las AFP: "prometieron excelentes
jubilaciones". Y un tercer grupo lo hizo
con el fin de incrementar sus ingresos ya que
en la nueva modalidad las cotizaciones bajaron
del 20 al 1% del sueldo: "En la nueva
modalidad mi sueldo será un 7% más
alto".
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A 25 años del inicio del sistema es posible
contrastar las expectativas creadas y la realidad
del sistema:
El millón de personas que ingresó
a las AFP en 1981 hoy obtienen una jubilación
un 60% menor que la de un colega, de similares
características, pero que está entre
los 300 mil que permanecieron en el sistema de
reparto. ¿Cómo se explica la desigualdad?
Las personas que ingresaron al nuevo sistema,
traspasaron sus fondos mediante un "bono
de reconocimiento" que el Estado entregó
a las AFP. Ese bono fue calculado sobre la base
del sueldo básico de los años setenta,
post golpe de estado, que por lejos es el más
bajo en la historia chilena y no consideró
contemplar los ingresos extra del trabajador.
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En cambio, a quienes permanecieron en el sistema
de reparto se les calcula la pensión según
el sueldo promedio de los tres últimos años
de trabajo y por eso miles alcanzan la pensión
máxima de 750 mil pesos (unos U$S 1.400 teniendo
en cuenta que la cotización actual del peso
chileno es de $ 535 por Dólar). |
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Paradojalmente, para obtener esa pensión
en el sistema de AFP, una persona debería
lograr ahorrar en su AFP unos 140 millones de pesos.
¿Cuántas personas lograrían
en el sistema actual la pensión máxima?
Tras 25 años del sistema, hoy la lograrían
menos de 300 personas en todo Chile. |
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En la actualidad más del 50% de los afiliados
a las AFP cotizan por menos de 190 mil pesos. Por
diversas razones, ya sea por tener ingresos menores
a esa cifra o porque un alto número de trabajadores
imponga por el mínimo, de manera obligada
o acordada por su empleador. |
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Esta situación es muy grave ya que según
estimaciones realizadas sobre la base de las actuales
estadísticas, sólo un 25% de los afiliados
juntará los 14 millones necesarios para acceder
a una jubilación superior a la actual pensión
mínima que es de 90 mil pesos (aproximadamente
170 dólares). El monto dependerá de
lo ahorrado, pero en todos los sistemas de capitalización
individual se congratulan si la pensión ronda
el 70% de los últimos sueldos como activo. |
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Otro 25% de los afiliados no reunirá los
14 millones, pero sí las 240 cotizaciones
exigidas para optar a la garantía estatal
y completar lo necesario para recibir la pensión
mínima. El otro 50% -casi 3,5 millones de
personas- no cumplirá ninguno de los dos
requisitos y tendrá que contentarse con la
devolución parcelada de sus fondos. Deberán
probar que son indigentes si quieren acceder a la
pensión asistencial que hoy llega a los 45
mil pesos (85 dólares). |
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25%
de los afiliados juntará los
14 millones necesarios para acceder
a una jubilación superior a la
actual pensión mínima. |
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25%
de los afiliados no reunirá los
14 millones, pero sí las 240
cotizaciones exigidas para optar a la
pensión mínima. |
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50%
-casi 3,5 millones de personas- no cumplirá
ninguno de los dos requisitos y deberán
probar que son indigentes si quieren
acceder a la pensión asistencial
que hoy llega a los 35 mil pesos. |
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Otras muestras de la inequidad del actual sistema:
Aproximadamente a un 3% de los afiliados sus empleadores
les descuentan las imposiciones, pero no las cancelan
en las AFP.
Las comisiones que cobran AFP son excesivamente
caras: suponen el 20% de lo cotizado por administrar
el otro 80% (en nuestro país el porcentaje
por comisiones supera el 30%)
En el mercado de las AFP se da una escasa competencia
ya que tres administradoras concentran el 79% de
los afiliados. |
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