EDICIÓN ENERO 2006  
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Sistema Previsional Chileno
¿Un ejemplo para imitar?
En pocos meses más se cumplirán 25 años de la reforma del sistema previsional chileno, una evaluación del mismo puede servir perfectamente de parámetro para efectuar proyecciones sobre el futuro del modelo argentino ya que presentan grandes similitudes tanto desde su creación, como por su desarrollo.
 
Según la primera "Encuesta de protección social" de la Universidad de Chile, casi el 90% de los chilenos saben poco o nada sobre su previsión. Y tarde o temprano, la necesidad de contar con una previsión digna será una preocupación prioritaria de todas y todos.
 
Hasta 1981 en Chile regía un modelo previsional solidario, o también llamado de reparto, compuesto por más de 30 cajas de previsión, como las recordadas cajas del Servicio de Seguro Social (SSS), la Caja de Previsión de Empleados Particulares (Empart) o la Caja de Empleados Públicos (Canaempu). En realidad ese sistema contenía vicios y desigualdades, como que algunos trabajadores cotizaban por 40 años y otros, de rubros distintos, jubilaban con veinte años de desempeño. Tampoco estaba exento de riesgos, como que el Estado se apropiara de los recursos previsionales en casos de apuro, como en alguna ocasión ocurrió en Argentina. Existiendo también preocupación por la quiebra del sistema, si el sector pasivo crecía más rápido que los trabajadores activos (estos mismos argumentos fueron utilizados en 1993 en la República Argentina para transformar el régimen provisional)
 
Sin embargo, no fueron estas deficiencias las verdaderas razones por las que el ministro José Piñera elaboró el Decreto Ley 3.500, que diseñó el actual sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), en el cada individuo ahorra en cuentas de capitalización individual. La principal razón por la cual la dictadura militar propuso la reforma previsional tuvo que ver con privatizar la administración de cuantiosos recursos que reportan suculentas ganancias a las los grupos económicos que controlan las AFP. Este modelo sirvió después para las reformas previsionales similares de otros países, como Perú y Argentina.
 

En 2005, casi siete millones de chilenos y chilenas imponen hoy en una AFP, aunque menos de la mitad cotiza con regularidad. En 1981 la mayoría de los trabajadores que imponían en el viejo sistema se cambiaron a las AFP por tres razones: por temor y coacción de los empleadores. Otro grupo se cambió seducido por la fuerte publicidad de las AFP: "prometieron excelentes jubilaciones". Y un tercer grupo lo hizo con el fin de incrementar sus ingresos ya que en la nueva modalidad las cotizaciones bajaron del 20 al 1% del sueldo: "En la nueva modalidad mi sueldo será un 7% más alto".

 

A 25 años del inicio del sistema es posible contrastar las expectativas creadas y la realidad del sistema:
El millón de personas que ingresó a las AFP en 1981 hoy obtienen una jubilación un 60% menor que la de un colega, de similares características, pero que está entre los 300 mil que permanecieron en el sistema de reparto. ¿Cómo se explica la desigualdad?
Las personas que ingresaron al nuevo sistema, traspasaron sus fondos mediante un "bono de reconocimiento" que el Estado entregó a las AFP. Ese bono fue calculado sobre la base del sueldo básico de los años setenta, post golpe de estado, que por lejos es el más bajo en la historia chilena y no consideró contemplar los ingresos extra del trabajador.

 
En cambio, a quienes permanecieron en el sistema de reparto se les calcula la pensión según el sueldo promedio de los tres últimos años de trabajo y por eso miles alcanzan la pensión máxima de 750 mil pesos (unos U$S 1.400 teniendo en cuenta que la cotización actual del peso chileno es de $ 535 por Dólar).
 
Paradojalmente, para obtener esa pensión en el sistema de AFP, una persona debería lograr ahorrar en su AFP unos 140 millones de pesos. ¿Cuántas personas lograrían en el sistema actual la pensión máxima? Tras 25 años del sistema, hoy la lograrían menos de 300 personas en todo Chile.
 
En la actualidad más del 50% de los afiliados a las AFP cotizan por menos de 190 mil pesos. Por diversas razones, ya sea por tener ingresos menores a esa cifra o porque un alto número de trabajadores imponga por el mínimo, de manera obligada o acordada por su empleador.
 
Esta situación es muy grave ya que según estimaciones realizadas sobre la base de las actuales estadísticas, sólo un 25% de los afiliados juntará los 14 millones necesarios para acceder a una jubilación superior a la actual pensión mínima que es de 90 mil pesos (aproximadamente 170 dólares). El monto dependerá de lo ahorrado, pero en todos los sistemas de capitalización individual se congratulan si la pensión ronda el 70% de los últimos sueldos como activo.
 
Otro 25% de los afiliados no reunirá los 14 millones, pero sí las 240 cotizaciones exigidas para optar a la garantía estatal y completar lo necesario para recibir la pensión mínima. El otro 50% -casi 3,5 millones de personas- no cumplirá ninguno de los dos requisitos y tendrá que contentarse con la devolución parcelada de sus fondos. Deberán probar que son indigentes si quieren acceder a la pensión asistencial que hoy llega a los 45 mil pesos (85 dólares).
 
25% de los afiliados juntará los 14 millones necesarios para acceder a una jubilación superior a la actual pensión mínima.
25% de los afiliados no reunirá los 14 millones, pero sí las 240 cotizaciones exigidas para optar a la pensión mínima.
50% -casi 3,5 millones de personas- no cumplirá ninguno de los dos requisitos y deberán probar que son indigentes si quieren acceder a la pensión asistencial que hoy llega a los 35 mil pesos.
 
Otras muestras de la inequidad del actual sistema:
Aproximadamente a un 3% de los afiliados sus empleadores les descuentan las imposiciones, pero no las cancelan en las AFP.
Las comisiones que cobran AFP son excesivamente caras: suponen el 20% de lo cotizado por administrar el otro 80% (en nuestro país el porcentaje por comisiones supera el 30%)
En el mercado de las AFP se da una escasa competencia ya que tres administradoras concentran el 79% de los afiliados.
 
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