EDICIÓN FEBRERO 2006  
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La salud y el trabajo
 
La República Argentina es, en Sudamérica, pionera en el cuidado de la salud de los trabajadores de todas las profesiones, oficios y empleos.
Ya en 1966 el gobernador Imas, y Pitaluga como Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires promulgaron la Ley 7229/9250 de Radicación de Industrias que le dieron forma, completaron e incluyeron todos los intentos que se hicieron en el país hasta esa fecha.
Sin embargo los empresarios lo tomaron como una agresión o maniobra político sindical.
Para comprender y aceptar tal cosa debieron pasar casi 10 años.
 
A pesar de todo en el año 1972 el binomio Lanuse-San Sebastián el 21 de abril promulgaron la Ley Nacional 19587/4160 ratificando el criterio de definición de la medicina del trabajo que dice que es la especialidad médica que estudia todo lo que el trabajo puede influir en forma directa e indirecta en la salud del trabajador. Es inminentemente preventiva y social y no policía del ausentismo o empresarial.
 
Henry Ford decía que el departamento que más ganancia le daba a la empresa era el Departamento Médico siendo el capital humano el más valioso y el ahorro en dinero que anualmente le pasaban sus contadores era el más que importante (por la prevención).
 
Grandes fueron los precursores de este gran tema de la salud, personas de la talla del Dr. Adolfo Antoni, el Ingeniero Martínez Prieto, la Dra. Ana Sigerman, el titular del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social el Prof. Antonio Vázquez Vialard, el Prof. Alfredo Ruprech, el Dr. Baztarrica, el Dr. Cubelum y toda la muchachada que los seguimos, el Dr. Daragona, el Dr. Werner, el Dr. De Marco, los Dres. Carrazoni, Montervino, Cartolano y mi compañero de ruta el Dr. José Abdón. Seguramente quedan muchos por nombrar.
Ratificamos y seguimos difundiendo sus enseñanzas que son básicas, mínimas y éticas.
 

Finalmente cuando los empresarios comprendieron el mensaje se agregó la frutilla del postre con el Decreto 351/79. A partir de allí paradójicamente comienza la anarquía en el mundo sindical, jurídico laboral y social que termina con un engendro del averno, la Ley 24557 que sancionada en el 95, su finalidad fue terminar con la industria del juicio mutilando parte de la Ley de Higiene y Seguridad. Fue calificada personalmente como anárquica, anticonstitucional y perversa y que a pesar de los esfuerzos denodados de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, de las ART y el mismo Ministerio de Trabajo no se logró detener la creciente morbimortalidad laboral hasta la fecha.

 

Más allá de los esfuerzos de los profesionales capaces como el Dr. Aníbal Verón, el Dr. Carlos Rodríguez y el trabajo de coordinación de la UAR (Unión de Aseguradoras del Riesgo de Trabajo) cuyo Gerente, la cordobesa Mara Betiol de capacidad profesional indiscutida y que ha mostrado junto al Ministro Tomada, todos, experiencia, profesionalidad y fundamentalmente honestidad, todavía no lograron poner en orden este gran tema que hoy nos ocupa y que hace que las empresas sigan teniendo falencias como hace 30 años atrás.

 
De todas maneras, la legislación que en vísperas de reformarse seguramente hará hincapié en todas la deficiencias que pasan sin ninguna duda por la prevención, fiscalización y aplicando severamente lo legislado en materia laboral y para que finalmente podamos decir de los siniestros laborales que son "INFORTUNADOS O IMPREVISTOS" y que no conforman un hecho fríamente calculado económicamente y considerados con insensibilidad total puesto en la columna del debe como algo habitual y normal.
 
Dejo para el final una breve referencia al legado que no hizo Juan Pablo II y me refiero a la doctrina social de la Iglesia. Su reforma y edición en castellano es un verdadero tratado de justicia social para el mundo del trabajo, donde la solidaridad y la equidad ponen al ser humano en su justo término. Quiero destacar y nombrar al Nuncio Apostólico Monseñor Adriano Bernardini, amigo personal, y que junto con el Lic. Carlos Custer, Embajador Argentino en el Vaticano, son los motores que me motivaron para esta cruzada que aparenta ser larga y trabajosa: la salud de trabajador también es una cuestión de Estado.
 
Prof. Dr. Roberto Pinto
Titular de Postgrado en Medicina del Trabajo e Higiene y Seguridad
 
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