EDICIÓN ABRIL 2006  
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Río de mentiras que enferman
 
Los acontecimientos que registra la evolución de los pueblos, nos indican que los países líderes siempre se aprovecharon de aquellos que no lo eran. Sin embargo algunos economistas, entre ellos Herman Kahn, miembro destacado del Hudson Institute (USA), adversario acérrimo del "crecimiento cero" y del Club de Roma, expresó oportunamente estar convencido de que el crecimiento es el mejor medio de hacer entrar al mundo, en una fase post-industrial, a los países pobres arrastrados por los países ricos. Enérgicamente se expresó contra la tesis de que "la explotación de materias primas en los países en vías de desarrollo era un pillaje".
 
Hace más de cincuenta años y hasta no hace mucho, era un pensamiento discutible, pues tenía una parte cierta en cuanto al progreso que representó la era industrial y sus beneficios observados en el período post-industrial, pero al mismo tiempo no cabe discusión en lo que se refiere al dominio de los recursos naturales por parte de las naciones ricas. Hoy no es tan así, los países pobres siguen siendo pobres o subdesarrollados, solo que han abierto sus ojos y están defendiendo sus materias primas, unidos por sus necesidades y a través de convenios más equitativos.
 
No obstante las naciones ricas también se han unido formando clubes o grupos que se defienden mutuamente, manteniendo sus poderes hegemónicos en muchos países de distintos continentes, no solo con la explotación de las riquezas naturales de estos, sino que utilizan a sus habitantes como conejillos de india, en experiencias cuyos objetivos son conocidos solamente por quienes dirigen a los referidos grupos.
 
Suele decirse muy acertadamente en este sentido que, "toda experiencia fallida o una tecnología no controlada, puede dejar huellas o marcas indelebles". Esta expresión y la orientación de las frases anteriores nos acercan al problema del río Uruguay, a cuyas aguas dentro de no demasiado tiempo vamos a tener que calificarlas como "las aguas bajan turbias", parafraseando el título de una conocida película argentina.
 
Las aguas compartidas del río Uruguay, como sabemos son menos torrentosas y más claras que la de su hermano mayor el Paraná, vía hídrica esta netamente argentina desde su nacimiento. El grado de turbidez y la demanda aumentada de su DBO, dos parámetros que van a caracterizar la corriente fluvial contaminada en un futuro cercano del río Uruguay, serán monedas de uso corriente o palabras de frecuente mención, a las que se acostumbrarán nuestros oídos cuando el lecho del mismo sea bendecido por los efluentes de las empresas papeleras.
 
En la medida que pasa el tiempo, se perciben con mayor claridad varios aspectos que se hallan entre bambalinas, que pueden enmascarar la superficie del conflicto que tanto el pueblo argentino como el uruguayo desean que desaparezca y vuelva a la normalidad, recuperándose la solidaridad que ahora pareciera ausentarse:
 
1) que las empresas ENCE y BOTNIA, poco o nada les interesa lo que pase río abajo o a su alrededor. Sus principales ejecutivos ignoran no solamente los antecedentes históricos, étnicos, culturales, etc. que unen a ambos países ahora confrontados por las industrias de las citadas empresas, sino que también desconocen las modalidades del ecosistema que comprende a la región, las características de la biosfera es decir el producto de la comunidad biológica animal-vegetal, la conformación del subsuelo de aquella (humus de millones de años de la evolución vegetal y vivero de una enorme diversidad de microorganismos útiles) y el carácter exponencial de su demografía, entre otras cosas.
2) que mienten la mayoría de los protagonistas del conflicto, comenzando:
a) por los representantes de dichas empresas, que memoriosamente recitan respuestas iguales en los interrogatorios técnicos, a los que son sometidos en todas las regiones del mundo donde se hallan instalados sus establecimientos -no contaminamos es lo que reiteran sin otra explicación - (probablemente se refieran a cientos de años atrás, cuando el lignum vitae, extraído de la madera sagrada y convertido en bebida, se utilizaba para el tratamiento de la peste española).
b) Siguiendo por el presidente de Uruguay el Dr. Tabaré Vázquez, que no tiene otro camino que defender una situación, no creada por él, pero que le ha tocado a su administración llevarla adelante. El Dr. Tabaré Vázquez es médico oncólogo de profesión y no puede desconocer las consecuencias que ocasionan a la salud, los dióxidos, los furanos, los orgaclorados y otros contaminantes, que no solamente comprometerán la salubridad de sus vecinos de enfrente, sino que expondrán a un futuro imprevisible, que sufrirá hasta modificaciones sociales, a sus connacionales de Fray Bentos.
c) Continuando con una parsimoniosa política de desgaste, increíble de un gobierno argentino, por naturaleza confrontativo en toda la amplitud de su cúpula, menospreciado internacionalmente por dicha causa entre otras, calificación que nace de un anterior presidente uruguayo Batlle, al decir no hace mucho y públicamente " los argentinos son todos unos ladrones". De manera tal que venimos arrastrando ante el mundo, un calificativo que no nos beneficia en el presente y otros problemas, hoy corroborado por Debenedetti (personalidad conocida internacionalmente) al referirse también públicamente sobre coimas requeridas, según dicho escritor, por el gobernador de Entre Ríos.
Cierto o mentira es muy difícil aceptar una u otra posición, pero llama la atención que la desmentida por parte del acusado, que hubiera debido ser terminante y acompañada con una demanda judicial por injurias y calumnias, haya sido débil, tibia y sin consistencia.
3) El gobierno argentino recurre a una salida totalmente indiscutida en cuanto a su legalidad, toda vez que le asiste el derecho y lo convenido bilateralmente en el Tratado del Río Uruguay de 1975. Medida adoptada que ningún argentino puede negarse a acompañarla en su objetivo, dar intervención al Tribunal Superior de la Haya para que resuelva el dilema. Pero íntimamente tenemos la convicción que es un recurso con definición incierta y lo más preocupante es que su resolución es a largo plazo, aunque dicho Tribunal emita una medida cautelar.
4) También miente el pueblo uruguayo, porque aceptando que se solidarice con su gobierno o adopte una actitud nacionalista, tampoco puede ignorar que será uno de los principales perjudicados por los efluentes contaminadores. De nada servirá que el funcionamiento de las papeleras facilite mano de obra a cientos de sus ciudadanos, que mejore las condiciones urbanísticas de la ciudad de Fray Bentos, ante el peligro inmediato y mediato de una contaminación segura que afectará a varias generaciones de uruguayos. El costo post-contaminación será muy alto no solamente en lo económico referido a la salud de los afectados, sino también a la recomposición si fuese viable, del deterioro del medio ambiente. La madre naturaleza invirtió miles de años en crear los ecosistemas que finlandeses y españoles quieren destruir.
5) Mienten las autoridades uruguayas al adjudicar sus perjuicios económicos al pueblo entrerriano, toda vez que el cierre de los puentes que cruzan el río de la discordia por parte de estos, es en principio la única forma trascendente y pacífica que poseen para evitar sean enfermados por tóxicos que ellos no crearon y lo hacen obstruyendo solamente una de las tres vías de comunicación que existe entre ambas orillas. No deben confundir los hermanos uruguayos, el esfuerzo y la valentía que están demostrando estos argentinos, que se pasan días y noches, con frío o calor, con sus familias donde hay niños, cerrando sus fuentes de trabajo y/o peligrando la subsistencia de las mismas, para obstaculizar el tránsito a la orilla este del río, con una actitud testaruda, egoísta, producto de una psicosis colectiva adoptada por más de 40000 personas. No deben verla como una actitud o acción conspirativa, deben pensar en el temor que tienen ante la vulnerabilidad a la que serán expuestos. Están defendiendo su tierra, sus vidas y las de sus hijos.
 
Dejemos la consideración de los aspectos económicos y políticos del desentendimiento con nuestros amigos del este, para analistas, economistas, politicólogos y gobernantes, como médicos debemos interesarnos en las enfermedades posibles que pueden originar el funcionamiento de las papeleras y ser objetivos.
 
No ignoramos que toda industria produce residuos y que estos, si no son tratados durante su emisión o antes de ser volcados al medio ambiente, contaminan el aire, el suelo y el agua. Conocemos las patologías que estos desechos producen, desde una simple irritación conjuntival, pasando por enfermedades carenciales por alteración de las cadenas tróficas, o defectos genéticos (PCB), hasta cánceres de piel y de órganos internos (vejiga, aparato digestivo y respiratorio, etc.).
 
Pero nos cabe en estas situaciones, cubrir la etapa tan importante del diagnóstico precoz y simultáneamente indicar y observar que se adopten las medidas preventivas correspondientes. Sin caer en el extremo pesimista de pensar que todo se destruirá o en el optimista de que siempre habrá una solución tecnológica o científica para cada caso, sin costo de vidas.
 
"La viveza del zorro no llega a ser sabiduría solo porque haya envejecido" (Dr. Peter Bamm, médico y escritor alemán contemporáneo).
 
Dr. Carlos Vázquez de Novoa
 
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