EDICIÓN ABRIL 2006  
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Medicina del trabajo y doctrina social de la Iglesia
 
El último Congreso Internacional de Medicina del Trabajo Higiene y Seguridad, y el próximo a realizarse el 26 de octubre de 2006 en Buenos Aires tuvo y tendrán como consigna "Trabajar con Ética y Dignidad Ecuménica con la Doctrina Social de la Iglesia".
Es de destacar que una de las principales mesas de discusión del Congreso a que hacíamos referencia realizado en 2004, fue integrada por dignatarios de las distintas religiones reconocidas en la Argentina (católicos, judíos, musulmanes, y representantes de las principales iglesias cristinas) coordinada por un experto Sergio Rubin, y con relato de quien firma esta nota, afirmando la tendencia ecuménica y de diálogo interreligioso dado en nuestro país en otros ámbitos, y en los que se pudo comprobar un enorme número de coincidencias, casi total, en lo que refiere al ser humano espiritual y social, sus necesidades, reivindicaciones y derechos.
Por qué la Sociedad y la Academia argentina de Medicina del Trabajo, han adoptado la "Doctrina Social de la Iglesia" como guía y ejemplo de lo que cree deben ser los principios que rijan las distintas actividades del ser humano?.
Porque sus miembros están inspirados por un profundo respeto a todo aquello que haga a la dignidad del ser humano, y porque como lo afirma permanentemente su Presidente el Dr. Roberto Pinto, nada hay que dignifique más al hombre que el trabajo. Y nada hay que dignifique más a la Empresa que el respeto, la valoración, el estímulo y el reconocimiento al esfuerzo del trabajador, que no es el único, pero si el más importante elemento en el conjunto de las fuerzas productivas.
Veamos algunos conceptos extraídos del "Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia", elaborado por el Pontificio Concejo Justicia y Paz, y editado en nuestro país, por la Conferencia Episcopal Argentina.
"A los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sus compañeros de viaje, la Iglesia ofrece también su Doctrina Social".
"Descubriéndose amado por Dios, el hombre comprende la propia dignidad trascendente, aprende a no contentarse consigo mismo, y a salir al encuentro del otro, en una red de relaciones cada vez más auténticamente humanas".
"El amor tiene por delante un vasto trabajo al que la Iglesia quiere contribuir también con su "Doctrina Social", que concierne a todo el hombre y se dirige a todos los hombres".
La "Doctrina Social de la Iglesia", se propone como un instrumento para el discernimiento moral y pastoral de los complejos acontecimientos que caracterizan a nuestro tiempo; como una guía para inspirar, en el ámbito individual y colectivo, los comportamientos y opciones que permitan mirar al futuro con confianza y esperanza.
Debe considerarse que el transcurso del tiempo y el cambio de los contextos sociales requerirán una constante y actualizada reflexión sobre los diversos temas en ella expuestos, para interpretar los nuevos signos de los tiempos.
Solidaridad, respeto y amor, es lo que la Iglesia propuso para caminar junto a toda la humanidad por los senderos de la historia.
La Iglesia, con su Doctrina Social, no sólo no se aleja de la propia misión, sino que es estrictamente fiel a ella.
Por la relevancia pública del Evangelio y de la Fe, y por los efectos perversos de la injusticia, la Iglesia no puede permanecer ajena a las vicisitudes sociales.
La Doctrina Social, se sirve de todas las aportaciones cognoscitivas, provenientes de cualquier saber, y tiene una importante dimensión interdisciplinaria.
Se afirma en la teología, pero es esencial el aporte de la filosofía y de todas las ciencias humanas y sociales. Ningún saber resulta excluido por la parte de verdad que es portador.
La locución Doctrina Social se remonta a Pio XI, y designa al "Corpus" Doctrinal relativo a temas de relevancia social, que a partir de la encíclica "Rerum Novarum" de León XIII (1892), se ha desarrollado en la Iglesia a través de los Romanos Pontífices. Los eventos de naturaleza económica que ocurrieron en el siglo XIX y que dieron lugar al conflicto definido históricamente como la "cuestión obrera", importante enfrentamiento capital - trabajo, es la esencia de la citada encíclica.
Toda la Doctrina Social podría entenderse como una actualización de esta encíclica que se constituyó en paradigma permanente.
Es completada y actualizada por las encíclicas " Quadragésimo anno", de Pio XI en el período posbélico, de crisis económica y de nacimiento de totalitarismos (1929), y es la que establece el principio de subsidiaridad del Estado, respetando la propiedad privada, pero sin dejarla absolutamente librada a la ilimitada competencia entre las fuerzas económicas, a la vez que condena el facismo, el nazismo y el antisemitismo.
"Divini Redemptoris" de Pio XI condena a su vez el comunismo ateo (1937). Juan XXIII contribuye en forma trascendente con las encíclicas " Mater et Magistra" (1961), "Pacem in Terris" (1963).
La Constitución "Gaudium et Spes" del concilio Vaticano II (1966), en sintonía con una nueva concepción, establece una renovación, y delinea el rostro de una Iglesia íntima y realmente solidaria del género humano, y de su historia.
"Dignitatis Humana" (1966) también del Concilio Vaticano II, proclama el derecho a la libertad religiosa.
Siguieron "Populorum Progresio" (1967), que amplía el capítulo económico - social de "Gaudium et Spes".
Juan Pablo II dedica la encíclica " Laborem Exercens" (1981), al trabajo como bien fundamental para la persona, y " Solicitudo Rei Socialis" (1988) trata el tema del desarrollo, bajo el perfil del desarrollo fallido del tercer mundo.
Por último Centésimus Annus (1991), muestra la continuidad doctrinal de cien años del magisterio social de la iglesia, haciendo hincapié en la solidaridad.
Yendo específicamente a lo que concierne a la actividad de nuestra sociedad y academia, el trabajo, haremos una breve reseña de los principales conceptos de la Doctrina Social.
El Antiguo Testamento presenta a Dios como creador omnipotente, que plasma al hombre a su imagen y lo invita a trabajar la tierra, y a custodiar el jardín del Edén donde lo ha puesto.
En su predicación Jesús enseña a apreciar el trabajo.
La conciencia de transitoriedad de la escena de este mundo, no exime de ninguna tarea histórica y menos del trabajo, que es parte integrante de la condición humana, sin ser la única razón de la vida. (deber de trabajar).
El trabajo humano tiene una doble dimensión: objetiva y subjetiva.
La subjetividad confiere al trabajo, su peculiar dignidad, que impide considerarlo como una simple mercancía o un elemento impersonal de la organización productiva (Dignidad del Trabajo).
El trabajo por su carácter subjetivo o personal es superior a cualquier otro factor de producción.
Este principio vale, en particular con respecto al capital.
El trabajo tiene prioridad intrínseca sobre el capital.
Entre ambos debe existir complementariedad.
La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos.
La propiedad privada o pública, así como los diversos mecanismos del sistema económico, deben estar predispuestos para garantizar una economía al servicio del hombre.
El descanso festivo es un derecho establecido ya en el Antiguo Testamento.
Derecho al trabajo: en este aspecto la Doctrina Social se refiere a la relación familia y trabajo, trabajo de las mujeres, trabajo infantil y de menores, emigración, y trabajo agrícola.
Derechos de los trabajadores: Justa remuneración y distribución de la renta y derecho de huelga.
Merece una consideración especial en este aspecto, la solidaridad entre los trabajadores y la importancia de las agrupaciones sindicales, a las que atribuye las funciones de defensa, reivindicación y representación, pero también de educación de la conciencia social de los trabajadores.
"Laborem Exercens" delinea una espiritualidad y una ética del trabajo en el contexto de una profunda reflexión teológica y filosófica.
El trabajo debe ser entendido no sólo en sentido objetivo y material, es necesario también tener en cuenta su dimensión subjetiva en cuanto a actividad que es siempre expresión de la persona. Además de ser un paradigma decisivo en la vida social, el trabajo tiene la dignidad propia de un ámbito en el que debe realizarse la vocación natural y sobrenatural de la persona.
Realización integral, humanización, solidaridad, quien mejor que el médico del trabajo, figura a veces exaltada y otras vituperada, para infundir en las relaciones laborales ética y dignidad que satisfaga y beneficie a todas las fuerzas productivas.
 
Dr. Edmundo Filippo
Presidente
Asociación de Médicos de Gral. San Martín y Tres de Febrero
Vicepresidente Academia Argentina de Medicina del Trabajo
 
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