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EDICIÓN
ABRIL 2006 |
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Entre
hileras
(observaciones viajeras) |
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Pareciera el título de una canción
folclórica, autóctona de regiones
propias de viñedos, de tierras pedregosas,
sedientas de agua que muy en tanto les llega y las
riega a modo de una bendición casi milagrosa. |
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Es la característica de los suelos terciarios
precordilleranos, secos y de arenas gruesas (ripio),
que extendidos en campos abiertos de vastas superficies
no cultivadas, suelen mostrar sus vegetales propios,
como queriendo competir concientes de sus desventajas
con las pampas húmedas, ofreciendo no obstante
orgullosos sus cosas, al resto de la naturaleza
o a quién se detenga curioso de conocerlo.
Cactus y jarillas, son sus plantas emblemáticas,
espinudas y ávidas de agua de lluvias o de
deshielos, resistentes a intensas y prolongadas
sequías y a veces a grandes nevadas, frecuentemente
aquellas ubicadas cerca de las dueñas del
paisaje, las imponentes, estáticas y rocosas
montañas. |
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Muy próximas a éstas, los vientos
por lo general fríos, los hay calientes como
el Zonda, transforman el medio en nubes algodonosas
azuladas que suelen presagiar tormentas aun más
frías y abundantes, que dejan su impronta
en bellísimas laderas blancas, recubiertas
de nieve. Hacia el este la región llana y
árida, con algunas serranías aisladas
y bajas, la "loma del Chañar o la sierra
del Nevado" y un poco más al sur la
"altiplanicie del Payún", a las
que se agregan embalses, ríos de montaña
y lagunas naturales, convierten favorablemente y
hacen tolerable el clima andino. |
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Así fueron éstas tierras desde hace
miles de años y por la intervención
del hombre, léase huarpes, puelches, pehuenches
y españoles, que la fue cambiando con enorme
voluntad y trabajo a través del tiempo, la
agresividad y hostilidad de aquellas, se transformaron
en un deseado lugar productor de riquezas y apto
para vivir. |
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Hoy caminando entre hileras de viñas, tratando
de no pisar el surco humedecido por aguas amarronadas
que riegan el sarmiento plantado, que provienen
de una hijuela cercana o acequia de mayor correntada,
que cada calculados metros exhibe una compuerta
derivadora, mis pensamientos citadinos comienzan
a balancear las agitadas y tumultuosas calles urbanas
con las silenciosas y oxigenadas hileras de estos
extensos viñedos sin horizonte visible. |
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Casi cerrando un verano caliente y comenzando
a gozar de un otoño multicolor realmente
hermoso, donde se mezclan plátanos añejos,
álamos alineados, pinos rastreros y araucarias,
al que describieron cientos de canciones y poesías,
(Juan G. Godoy, Draghi Lucero, Antonio Di Benedetto,
Armando Tejada Gomes, Abelardo Arias y muchos otros
poetas y escritores), comienzo a comprender la idiosincrasia
provinciana, con sus ventajas, sus siestas reparadoras,
la contención del vértigo capitalino,
sus cancinos movimientos, sus "tertulias familiares",
sus vinos con amigos en las noches, que contribuyen
a una placentera y saludable vida. |
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Compilar en escuetos renglones, lo hecho por las
generaciones nativas, que además transmitieron
a modo de postas, las motivaciones y aspiraciones
movilizadoras , quizás por ellos ignoradas
específicamente en este sentido, para hacer
de Mendoza la ciudad poderosa y bella del oeste
argentino, es faltarles el respeto. Los sueños
y esfuerzos de aquellos mendocinos no podemos olvidarlos
y por eso hacemos su mención, pero la intención
del presente trabajo es comparar simplemente estilos
y sistemas comunitarios que tienden a mejorar la
calidad de vida de sus habitantes. |
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Entre el provincianismo , "asombrosamente
provinciano", como dijo Julián Marías
hace algunos años, con la "sicología
del girasol" (Sonis), mirando a Buenos Aires
y este un poco disimuladamente dando la espalda
y mirando a Europa, hay puntos comunes allegados
por un federalismo parcialmente aplicado y por el
desarrollo social y económico y otros totalmente
opuestos generados por el costumbrismo, el regionalismo
y el crecimiento conceptual del hombre nativo. |
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En un comienzo todo se simplifica un poco, como
en una familia, los hijos menores se copian de los
mayores hasta que adquieren su autonomía.
Algo parecido ocurre entre el provinciano y el capitalino,
de por si no compiten, por el contrario, el predominio
de uno u otro alternado, favorece el fortalecimiento
de sus instituciones que por una lógica evolutiva
estas sufren el desgaste temporal y solo la influencia
de renovadas ideas las vuelve vigentes. |
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Las distancias, la fuerza espiritual de los arraigos
"el calor de la querencia", contribuyen
para que el provinciano no solo disfrute de lo que
es suyo y conoce, sino también para que con
la noción de la importancia de los recursos
que su tierra le ofrece, mejore las condiciones
de vitalidad que lo rodean.
Todo pareciera moverse a un ritmo desacelerado,
que el habitante de estas regiones está comprometido
socialmente a no alterarlo. Sus instituciones funcionan
regularmente bien, lo que permite una armonía,
a prima facie, entre las demandas de su organización
social y las respuestas adecuadas de aquellas. |
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Está beneficiado por un progreso que no
exige apresuramientos y que respeta fundamentalmente
la condición humana y la subjetividad del
individuo, simplificándole los problemas
que pudieran surgir en el proceso evolutivo, dejando
en manos de éste, no el diseño, sino
la manera de entender la distribución equitativa
de sus esfuerzos y resultados. |
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Al no tener que movilizarse a través de
largas distancias, teniendo en cuenta el lugar de
su residencia habitual y la ubicación de
sus plantas laborales o establecimientos educativos
en general. Al no tener que cargar gratuitamente
con las molestias de los movimientos piqueteros
insólitos y plurisectoriales y demandas sindicales
permanentes. Al tener casi controladas sus endemias
insalubres. Sea por la excelencia de una medicina
local que recibió inicialmente la influencia
de escuelas extranjeras: española (Prof.
Sánchez Guisandez), sueca (escuela de cirugía
cardiovascular), argentina (Prof.. Fasciolo, grupo
Houssay) y también subvenciones norteamericanas
(Fundación Rockefeller), tanto el Chagas,
como el Bocio Hipotiroideo por insuficiencia de
yodo y determinadas enfermedades carenciales, han
reducido sus incidencias o tasas significativamente. |
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Es indiscutible que el hombre del que estamos
hablando es producto del medio donde vive, siendo
común que gente de afuera al conocer este
se radique en él definitivamente.
No debemos confundir una descripción casi
paradisíaca, frecuente en la mayoría
de las provincias con riquezas propias y bien administradas,
con la realidad global de lo que en ellas también
sucede considerándolas como centros superpoblados.
Hay en éstas, villas miserias, pobres y desocupados,
delincuencia, enfermedades ocasionales y psicosomáticas,
indudablemente con tasas bajas. Aspectos negativos
cuya existencia se disimulan por los standard de
vida de estos centros satélites del interior
del país. |
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El individuo de Buenos Aires goza de una calidad
de vida en apariencia superior, toda vez que esta
ciudad posee recursos de primer orden y mejor disponibilidad
de servicios, que permitieron la creación
de algunos aforismos que la señalan como
tal, ejemplo "Dios está en todas partes
pero atiende en Buenos Aires", popular expresión
que no podemos negarla. Así lo confirmaría
un informe reciente según Clarín,
de la firma Mercer Human Resource Consulting S.A.,
que ubicó a nuestra capital en el segundo
lugar de América del Sur y en el puesto 78
entre las 350 metrópolis comparadas. |
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El desarrollo producto de un abanico de instrumentos
que coinciden en su objetivo, tiene por finalidad
la promoción del bienestar. El punto más
alto de los valores intrínsecos humanos,
vinculados con la civilización, Keynes refiriéndose
al mismo aspecto supo decir "es la posibilidad
de la civilización".
Visto de esta manera Buenos Aires, cumple con las
reglas básicas para lograr "el desarrollo"
y aunque este es imprescindible para el bienestar,
dicha condición, por otras distintas causas,
no se logra para sus millones de habitantes. Toda
vez que el nivel y/o calidad de vida también
necesita despojarse para ser tal, del stress que
originan: las largas distancias entre residencias
e instituciones, los insuficientes caminos que no
facilitan los desplazamientos de vehículos
particulares y medios de trasportes adecuadamente.
El caos en el tránsito es frecuente. |
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Los servicios en general, si bien hay disponibilidad
de ellos, no alcanzan a satisfacer las necesidades
de todo orden que se les demandan (es frecuente
observar largas colas para el pago de sus facturas,
falta de higiene en plazas y parques, reiteradas
inundaciones de zonas céntricas, comerciales
y residenciales por lluvias que superan según
se informa, la media que toleran los desagües
pluviales, marcada desigualdad, no solamente en
la urbanización de sus zonas norte y sur,
sino también en el contraste que ofrecen
villas miserias insertas en una jungla de rascacielos,
etc.). |
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Se puede ser rico como lo es nuestra capital y
al mismo tiempo tan pobre como lo señalan
sus índices de desocupación y hacinamiento.
Vasta con ver las enormes colas de ciudadanos que
buscan trabajo o necesitan un número de orden
para ser atendidos en centros hospitalarios.
Luego entonces aunque se disponga de recursos suficientes
y de noche Buenos Aires semeje por sus luces una
preciosa e imponente joya brillante, lejos está
a mi criterio, de darle a sus habitantes condiciones
mejores, en cuanto a calidad de vida se refiere,
si se la compara con la que ofrecen determinadas
provincias. |
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Es probable que los recursos no estén administrados
como corresponden, es probable que falte planificación
urbana y mejor gestión institucional, pero
mientras estos hechos no se den, hay una ligera
ventaja provinciana, donde se aprecia todavía
el tiempo. |
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"El tiempo no existe. Por favor no vaya
a pensarse que esa frase breve y simple, implica
la expresión nihilista de que nada existe,
de que nada es cierto, de que ......hay tiempo".
Dr. Juan Carlos Labat (El tiempo solo un sueño). |
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Dr. Carlos
Vázquez de Novoa |
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