EDICIÓN AGOSTO 2006  
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Cincuenta Aniversario del Círculo Médico de Lomas de Zamora
 
Con una serie de diversos acontecimientos, la comunidad médica de Lomas de Zamora, celebra los cincuenta años de la creación de su entidad primaria fundada el 8 de noviembre de 1956.
 
El domingo 25 de junio, el músico y humorista Ernesto Acher, brindó una versión de su espectáculo "Veladas Espeluznantes" en el teatro Coliseo, en el cual a través del humor hace celebradas asociaciones entre composiciones de distintos géneros.
 
Aunque el público sepa de antemano con que se va a encontrar, Acher lo sorprende desde el inicio con una simple pregunta ¿ustedes ensayaron?, porque nosotros sí.
 
El director acompañado por músicos de la Sinfónica de Buenos Aires, logra así su primer propósito, una conexión distendida con el espectador que permite gozar de esa ingeniosa asociación que Acher denomina Juegos Musicales.
 
Entre los mismos podemos destacar la conjunción de la canción de la Pantera Rosa con Peer Gynt de Grieg y en medio de todo eso organizar a más de mil espectadores en tres partes para que unos batan palmas, otros silben y el tercer grupo cante.
 
Las obras elegidas para combinar (la orquesta se divide en dos y son 36 músicos en escena) son de autores fallecidos "para no tener problemas" aclara Acher, quien pide perdón por dar la espalda al público para dirigir y a los músicos por mirarlos.
 
En pequeña música hebrea comulgan Pequeña Música Nocturna de Mozart y el tradicional Hava-Nagila.
 
En el final hay un juego en el que como solista acompaña las melodías con silbatos, bocinas, timbres y otros elementos de percusión que rememoran a Les Luthiers, mientras es dirigido por otro músico que lo reemplaza, pero se niega a dejar el escenario al finalizar la obra, lo que da marco a un cierre a un tema excelente con dos directores.
 
Y como aclara Acher ante el pedido del público de continuar su actuación "el músico que no tiene un bis preparado es un pesimista incorregible.
 
Perfil de un artista
 
Nacido en 1939, en Colegiales, Ernesto Acher trabajó seis años como arquitecto, hasta que un día decidió volcarse definitivamente a la música "mi viejo amor" dando un giro en su vida para no abandonar el camino nunca más.
 
Desde chico la música fue una compañía, alentada por su tía Chola, con quien aprendió a tocar el piano. Pero fue el descubrimiento del jazz lo que conmovió su sensibilidad. Cambió entonces el piano por el clarinete y empezó a integrar algunas bandas. Cuando terminaba el secundario, retomó su contacto con el piano y se intensificó su vínculo con la música clásica.
 
No reprocha de su experiencia en la facultad porque "disfruto hasta el día de hoy de una formación académica que no sé si hubiera tenido en otro lado".
 
Cuando colgó los lápices y el tablero, la música colmó su imaginación, tornada por su gran maestro, Erwin Leuchter, "quien me enseñó las cosas esenciales dándome los fundamentos necesarios para que pudiera seguir mi propio camino".
 
El humor, en ese andar, lo condujo a ser miembro de una agrupación emblemática. Ese período de 1971 a 1986 en Les luthiers lo tuvo como protagonista de un fenómeno que aún mantiene vigencia. Pero un día Acher dijo adiós, luego de "tres años difíciles" y buscando "recuperar tanto mi salud espiritual como mi compromiso con la creatividad". Sobre aquel pasado hoy prefiere no hablar tanto.
 
Dos años mas tarde con amigos formó la también famosa Banda Elástica, donde la consigna era divertirse haciendo música.
 
Lo que siguió hasta la actualidad, marca la versatilidad y energía con la que Acher ha emprendido su carrera. La enumeración de datos abrumaría. Un día la tumultuosa Buenos Aires lo apabulló y decidió ir a Córdoba, en el 2001. Pero de ahí también se fue, por razones idénticas, para radicarse en Chile, país donde fue "muy bien recibido" y desde el que va abriendo "nuevas puertas" de la mano del humor, la música y su imaginación inagotable.
 
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