EDICIÓN ABRIL 2007  
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Medicamentos: más aportes
 
En muchas oportunidades nos hemos ocupado del tema medicamentos en sus diversos aspectos.
Alguna vez en relación al desproporcionado costo de ellos para el bolsillo del habitante medio argentino, para las obras sociales y prepagos, y para la salud pública, que tiene importantes dificultades para financiar su solidaria actividad.
También del tema genéricos, y "prescripción por nombre genérico", que tanta polémica provocó y sigue provocando en nuestro país.
 

Quisiera comentar alguna información que ha llegado a mis manos, a través del libro "La Verdad Acerca de la Industria Farmacéutica" de la Autora Norteamericana Marcia Angell, en relación a lo que está ocurriendo en Estado Unidos, y su innegable repercusión en el resto del mundo, y por supuesto en la Argentina, puesto que un medicamento que sea aprobado en aquel país, tiene una altísima probabilidad de ser aprobado luego aquí.

Según la autora, 1980 significó el comienzo de una época de extraordinario desarrollo y ganancias. Ello se debió a ventajas impositivas y otras medidas de estímulo, pero fundamentalmente al hecho de haberse implementado cambios destinados a favorecer la transferencia del conocimiento académico al sector productivo.

Es decir que a partir de ello, las compañías ya no tienen que realizar sus propias investigaciones para encontrar nuevas drogas, y muy pocas de ellas las realizan.
La incertidumbre de las primeras etapas del desarrollo, y los capitales de riesgo son soportados por las universidades y los institutos de investigación, especialmente los National Institutes of Health y Start ups Biotecnológicas, sobre todo con subsidios estatales.

En base a estas circunstancias las ganancias de los laboratorios desde 1980 a 2000 se triplicaron, hasta alcanzar los 200 mil millones de dólares anuales en Estados Unidos.

Las consecuencias de ello fueron que la industria perdió gran parte de su capacidad de innovación, de forma que de 415 nuevos medicamentos aprobados desde 1998 a 2002, sólo 132 fueron realmente novedosos, y apenas 58 fueron considerados de "revisión prioritaria", es decir con claras ventajas sobre otros que ya estaban en el mercado.

También significó que se perdiera, ecuanimidad en el control científico de la eficacia e inocuidad de los medicamentos, por las estrechas relaciones entre el sector académico y los laboratorios.

El año 2000 marca el comienzo de los problemas para los laboratorios, porque en un contexto de crisis, el muy elevado precio de los medicamentos quedó en la mira de los gobiernos de los distintos estados, y de los directivos de las grandes empresas, que pagan los seguros médicos de sus conciudadanos o de sus empleados.

Paralelamente llegaron a la justicia denuncias de cobros excesivos, sobornos y publicidad engañosa, que han hecho temblar esta poderosa industria.

Los distintos actores han buscado en defensa de sus propios intereses llevar equilibrio a un mercado que en forma progresiva iba aumentando sus ganancias relativas dentro del contexto general del gasto en salud, restándole a los otros rubros, particularmente al honorario médico, la posibilidad de seguir en valores dignos.

Quizás un indicio de quien está ganando está puja lo de la reciente decisión del laboratorio Pfizer de suprimir 10.000 puestos de trabajo.

En la Argentina, hace años, importantes sectores vienen advirtiendo este fenómeno, mucho más notorio que en Estados Unidos, por el menor ingreso medio de nuestra población.

Se han tomado medidas que contribuyen a paliar la situación.

La prescripción del medicamento por nombre genérico, con todas las objeciones y cuestionamientos, ha sido un loable intento, que dio resultado no sólo por si mismo, sino por todas las medidas que los laboratorios tomaron para contrarrestarlo (bonos, recetario solidario, etc.), y que significaron a la postre un ahorro en el gasto de bolsillo de los pacientes.

El ejemplo de lo ocurrido en Estados Unidos, debe servir para que todos los sectores involucrados se comprometan, de una forma u otra, a lograr el equilibrio que permita al sistema de salud subsistir con una adecuada distribución del gasto, que posibilite al paciente acceder a una medicina de buen nivel, y a los profesionales a percibir un honorario digno.

 
Dr. Edmundo Filippo
Presidente Asociación de Médicos de Gral. San Martín y Tres de Febrero
 
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