Los virus HPV de bajo riesgo (mayormente los
tipos 6 y 11), son responsables de las verrugas
genitales, que si bien no adquieren la gravedad
que pueden ocasionar los 16 y 18 en el cuello
uterino, son responsables de disfunciones sexuales,
y trastornos psicológicos, a la vez que
requieren costosos y molestos tratamientos.
Se han identificado cerca de 200 tipos virales
diferentes, clasificados en 16 grupos, de los
cuales 85 tienen ya su genoma secuenciado.
Existen dos grandes grupos: cutáneos y
mucosos. Estos últimos son los responsables
del cáncer de cuello y otros cánceres
genitales, en ausencia de tratamiento.
Son eminentemente de transmisión sexual,
aunque pueden infectarse también, por distintos
mecanismos, las mucosas conjuntiva, oral y esofágica.
El virus se aloja exclusivamente en piel y mucosas,
no encontrándose en sangre, ni en otros
tejidos y órganos. De esta forma al HPV
le es fácil eludir el sistema inmune. Consecuentemente
toda vacuna que pretenda ser efectiva debe llegar
a esas zonas.
El HPV fue encontrado en verrugas cutáneas
y anogenitales, pero puede producir también
epidermo displasia verruciforme, que puede terminar
en un cáncer de piel. Fue encontrado asimismo
en biopsias de psoriasis.
Pero evidentemente las lesiones asociadas a las
mucosas genitales: neoplasia intraepitelial y
el carcinoma de células escamosas, son
las más relevantes.
El cáncer de cuello uterino es segundo
como causa de muerte en la mujer, luego del cáncer
de mama.
En nuestro país los nuevos casos son 32,5
por cada 100.000 mujeres, a diferencia de EE.UU.
10/100.000 y España 5/100.000, y está
ligado íntimamente al subdesarrollo, la
pobreza y la promiscuidad.
La relación del HPV con el cáncer
de cuello fue demostrada claramente por Muñoz
y Col. El año 2003, en que se comprobó
que el riesgo de presentar cáncer de cuello
uterino fue 158,2 veces mayor en las mujeres portadoras
de HPV.
Se relaciona también con el cáncer
anal, vulvar, vaginal, orofaringeo y de pene.
Es obvio que para el desarrollo del cáncer,
intervienen también factores genéticos,
hormonales, ambientales y sociales, pudiendo influir
también otros mocroorganismos.
Los tipos 16 - 18 - 45 - 33 - 58 - 31 y 52, se
encuentran en el 90% de los casos de cáncer
de cuello uterino invasivo, y los tipos 16 - 18
son responsables del 70%.
La prevalencia del HPV es variable, encontrándose
en la mayoría de los casos antes de los
cuarenta años, con un pico entre los 20
y 25 años.
Sólo en el 20% de los casos la enfermedad
se hace persistente evolucionando hacia el carcinoma,
dependiendo del tipo viral, del estado inmunitario
de la paciente y de otros cofactores de menor
trascendencia.
El HPV se transmite fundamentalmente por contacto
sexual, pero existen otras formas (fomites), no
aclaradas totalmente aun.
La infección puede permanecer latente,
y reaparecer con la disminución de la inmunidad,
que ocurre entre otras causas, naturalmente con
la edad.
El método de detección y seguimiento
de aquellos casos ya tratados, por excelencia,
es el papanicolau, que junto con la colposcopía,
vaginoscopía y vulvoscopía, dan
un elevado índice de detección,
que se hace evidente luego en las menores tasas
de estadíos avanzados y muerte, con diferencias
estadísticamente muy significativas, entre
los países que lo implementan correctamente
y los que no.
Ha sido aprobada la vacuna cuadrivalente recombinante
contra el virus del papiloma humano tipos 6 -
11 - 16 y 18.
Está preparada con partículas similares
al virus de manera que no puede reproducirse,
infectar ni producir enfermedad.
Tiene una alta eficiencia para prevenir lesiones
de cuello uterino y vulva.
No hay evidencias de que la vacuna proteja a individuos
infectados con algún tipo de esos cuatro,
pero, sí a los restantes cuando sólo
esta infectada por alguno de ellos.
No se ha establecido la duración exacta
de la inmunidad luego de aplicadas las 3 dosis.
El período de observación se limita
actualmente a dos años.
Previene: displasia cervical de alto grado (Cin
2/3), carcinoma cervical, lesiones displásicas
valvulares de alto grado, y verrugas genitales
externas relacionados con los tipos 6 - 11 - 16
y 18 de HPV.
Está indicada en mujeres adultas de 16
a 26 años en que se ha demostrado eficacia.
Se demostró asimismo inmunogenicidad en
niños de 9 a 15 años.
No ha sido evaluada en hombres.
Se dan 3 dosis de 0,5 ml, intramuscular a los
meses 0 - 2 y 6 (en deltoides o muslo).
Está contraindicada en individuos con hipersensibilidad
o que cursen una enfermedad aguda grave con fiebre.
Se debe estar prevenido frente a la posibilidad
de reacciones anafilácticas, y dar con
precaución en trastornos de la coagulación.
Se recomienda no administrarla durante el embarazo,
no estando contraindicado en la lactancia.
No es recomendable, por el momento su uso en menores
de 9 años o mayores de 26, así como
en poblaciones especiales.
Es de costo muy significativo, por lo que es dable
esperar acciones estatales que posibiliten su
administración a poblaciones de bajos recursos,
que son además las más vulnerables.
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