EDICIÓN MAYO 2007  
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El HPV y su vacuna
El cáncer de cuello uterino es segundo como causa de muerte en la mujer, luego del cáncer de mama. La vacuna cuadrivalente recombinante contra el virus del papiloma humano tipos 6 - 11 - 16 y 18.
 
El virus del papiloma humano (HPV) es el factor más importante en el desarrollo del cáncer de cuello uterino.

En algún momento de su vida, más del 50% de la población contraerá el HPV.
500.000 casos de cáncer de cuello uterino por año, causados por el HPV, de alto riesgo (70% los tipos 16 y 18) producen 250.000 muertes en el mundo.
En Argentina 5 de cada 100.000 mujeres mueren, siendo la incidencia de cáncer cervical, del 32,5 por 100.000 mujeres.
 

Los virus HPV de bajo riesgo (mayormente los tipos 6 y 11), son responsables de las verrugas genitales, que si bien no adquieren la gravedad que pueden ocasionar los 16 y 18 en el cuello uterino, son responsables de disfunciones sexuales, y trastornos psicológicos, a la vez que requieren costosos y molestos tratamientos.

Se han identificado cerca de 200 tipos virales diferentes, clasificados en 16 grupos, de los cuales 85 tienen ya su genoma secuenciado.

Existen dos grandes grupos: cutáneos y mucosos. Estos últimos son los responsables del cáncer de cuello y otros cánceres genitales, en ausencia de tratamiento.

Son eminentemente de transmisión sexual, aunque pueden infectarse también, por distintos mecanismos, las mucosas conjuntiva, oral y esofágica.

El virus se aloja exclusivamente en piel y mucosas, no encontrándose en sangre, ni en otros tejidos y órganos. De esta forma al HPV le es fácil eludir el sistema inmune. Consecuentemente toda vacuna que pretenda ser efectiva debe llegar a esas zonas.

El HPV fue encontrado en verrugas cutáneas y anogenitales, pero puede producir también epidermo displasia verruciforme, que puede terminar en un cáncer de piel. Fue encontrado asimismo en biopsias de psoriasis.

Pero evidentemente las lesiones asociadas a las mucosas genitales: neoplasia intraepitelial y el carcinoma de células escamosas, son las más relevantes.

El cáncer de cuello uterino es segundo como causa de muerte en la mujer, luego del cáncer de mama.
En nuestro país los nuevos casos son 32,5 por cada 100.000 mujeres, a diferencia de EE.UU. 10/100.000 y España 5/100.000, y está ligado íntimamente al subdesarrollo, la pobreza y la promiscuidad.

La relación del HPV con el cáncer de cuello fue demostrada claramente por Muñoz y Col. El año 2003, en que se comprobó que el riesgo de presentar cáncer de cuello uterino fue 158,2 veces mayor en las mujeres portadoras de HPV.

Se relaciona también con el cáncer anal, vulvar, vaginal, orofaringeo y de pene. Es obvio que para el desarrollo del cáncer, intervienen también factores genéticos, hormonales, ambientales y sociales, pudiendo influir también otros mocroorganismos.

Los tipos 16 - 18 - 45 - 33 - 58 - 31 y 52, se encuentran en el 90% de los casos de cáncer de cuello uterino invasivo, y los tipos 16 - 18 son responsables del 70%.

La prevalencia del HPV es variable, encontrándose en la mayoría de los casos antes de los cuarenta años, con un pico entre los 20 y 25 años.

Sólo en el 20% de los casos la enfermedad se hace persistente evolucionando hacia el carcinoma, dependiendo del tipo viral, del estado inmunitario de la paciente y de otros cofactores de menor trascendencia.

El HPV se transmite fundamentalmente por contacto sexual, pero existen otras formas (fomites), no aclaradas totalmente aun.

La infección puede permanecer latente, y reaparecer con la disminución de la inmunidad, que ocurre entre otras causas, naturalmente con la edad.

El método de detección y seguimiento de aquellos casos ya tratados, por excelencia, es el papanicolau, que junto con la colposcopía, vaginoscopía y vulvoscopía, dan un elevado índice de detección, que se hace evidente luego en las menores tasas de estadíos avanzados y muerte, con diferencias estadísticamente muy significativas, entre los países que lo implementan correctamente y los que no.
Ha sido aprobada la vacuna cuadrivalente recombinante contra el virus del papiloma humano tipos 6 - 11 - 16 y 18.
Está preparada con partículas similares al virus de manera que no puede reproducirse, infectar ni producir enfermedad.
Tiene una alta eficiencia para prevenir lesiones de cuello uterino y vulva.

No hay evidencias de que la vacuna proteja a individuos infectados con algún tipo de esos cuatro, pero, sí a los restantes cuando sólo esta infectada por alguno de ellos.

No se ha establecido la duración exacta de la inmunidad luego de aplicadas las 3 dosis. El período de observación se limita actualmente a dos años.

Previene: displasia cervical de alto grado (Cin 2/3), carcinoma cervical, lesiones displásicas valvulares de alto grado, y verrugas genitales externas relacionados con los tipos 6 - 11 - 16 y 18 de HPV.
Está indicada en mujeres adultas de 16 a 26 años en que se ha demostrado eficacia.
Se demostró asimismo inmunogenicidad en niños de 9 a 15 años.
No ha sido evaluada en hombres.

Se dan 3 dosis de 0,5 ml, intramuscular a los meses 0 - 2 y 6 (en deltoides o muslo).
Está contraindicada en individuos con hipersensibilidad o que cursen una enfermedad aguda grave con fiebre.

Se debe estar prevenido frente a la posibilidad de reacciones anafilácticas, y dar con precaución en trastornos de la coagulación.

Se recomienda no administrarla durante el embarazo, no estando contraindicado en la lactancia.
No es recomendable, por el momento su uso en menores de 9 años o mayores de 26, así como en poblaciones especiales.

Es de costo muy significativo, por lo que es dable esperar acciones estatales que posibiliten su administración a poblaciones de bajos recursos, que son además las más vulnerables.

 
Dr. Edmundo Filippo
 
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