EDICIÓN OCTUBRE 2009  
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Difícil momento para la Salud
 
No hay duda alguna que los argentinos tenemos una gran capacidad para sobrevivir a las más variadas y extremas circunstancias a que nos someten nuestros políticos y funcionarios, tal como si hubiéramos hecho un curso de supervivencia ciudadana. Es decir que todos tenemos algo de Rambo, quizás por aprendizaje o por acostumbramiento, lo que nos permite salir incólumes de situaciones que espantarían a habitantes de otros países.

Gobiernos ora de izquierda, ora de derecha, ora de centro (centro izquierda, centro derecha), gobiernos militares o civiles autoritarios, indolentes, incapaces, políticas económicas y sociales cambiantes o en las antípodas, inseguridad jurídica, lenidad de la justicia, impunidad de una delincuencia cada vez más agresiva y violenta, son algunas de las circunstancias que nos llevan a afirmar los conceptos del inicio de este artículo.

Si algo pone en desventaja a nuestro país, en relación incluso con nuestros vecinos, es la falta de políticas de estado que perduren en el tiempo y sobrevivan a los gobiernos de turno.

La salud no sólo por tratarse del tema que más conocemos sino el más sensible y junto con la seguridad y educación pilares de la república y la democracia, es la que mayores pruebas da de esta afirmación.

La salud pública salvo muy honrosas excepciones, sin posibilidad de hacer frente a la creciente demanda, con infraestructura y aparatología obsoletas carencia de insumos y, el impensado hasta hace pocos años déficit de profesionales que implica quedar guardias al descubierto o incluso cerrar unidades periféricas de atención durante la noche.

Las Obras Sociales con notorias diferencias unas a otras. Algunas dan un aceptable servicio, otras directamente no existen o incluso como estamos viendo actualmente en los medios, incurriendo en prácticas rayanas en lo delictivo, y todas con un denominador común, pagan miseria a los profesionales, excepción hecha del IOMA.

La medicina privada, (hoy representada por prepagos, sanatorios y clínicas privadas) con un muy notorio deterioro generado por una sucesión de circunstancias que la ponen al filo de la navaja, como ser: la disminución del ingreso real por cápita al imponérsele cada vez más obligaciones por el mismo costo, el envejecimiento de la población, el control de precios del estado, que aleja las cuotas de la realidad del gasto, los aumentos de sueldo no correlacionados con el aumento de los ingresos, y la creciente judicialización del sistema entre otras causas.

Debemos sin embrago diferenciar claramente la Medicina Prepaga Comercial, que abona a los profesionales magros honorarios, de los sistemas de atención de las entidades médico gremiales que no sólo abonan los mejores honorarios, sino que respetan al profesional como la base fundamental del sistema.

Una vez más creemos imprescindible la aplicación de políticas de estado que prevengan a la salud de las ineptitudes o caprichos de los gobiernos de turno.

Un estricto control de los recursos de las Obras Sociales y su correcta utilización.

Un marco regulatorio equitativo, justo y viable en el que se tenga en cuenta las características especiales de los Sistemas Solidarios de Salud.

Por último un incondicional apoyo al Hospital Público, pilar de la atención médica del país y aun hoy orgullo de los Argentinos.
 
Dr. Edmundo Filippo
Presidente de la Asociación de Médicos
de Gral. San Martín y Tres de Febrero
 
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