EDICIÓN MARZO 2015
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El medicamento como bien social
 
Los avances que ha tenido en el último siglo la ciencia de curar las enfermedades, se deben en gran parte a la vertiginosa evolución de los medicamentos que fue acompañando a los descubrimientos científicos y tecnológicos para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de las enfermedades.

La industria de los laboratorios medicinales es una de las de mayor crecimiento y rentabilidad en el mundo, paradójicamente junto con la industria de los armamentos. Pero también esa industria de los medicamentos es un importante actor para el financiamiento de las investigaciones en procura de nuevas drogas y tratamientos.

Los médicos funcionamos como un importante eslabón de una cadena al recetar productos que ya le fueron publicitados masivamente por publicaciones científicas o de los mismos laboratorios, acompañados a veces por otros incentivos de cuestionable ética.

Además influyen sobre el medicamento otros dos factores: el paciente que presiona para ser medicado aún sin necesitarlo o bien se auto-medica consultando en Internet, y el Estado que en muchos casos no toma conciencia que esa industria del medicamento necesita una fuerte regulación.

Hay distorsiones en este mercado por ejemplo, por sobrecarga de especialidades farmacológicas muchas veces superfluas. Hay carencia de un formulario terapéutico que refleje los adelantos verdaderos en medicamentos y no las pequeñas alteraciones químicas comerciales, al que deberían atenerse obligatoriamente los servicios hospitalarios, las obres sociales y las prepagas. Debería haber una normalización de protocolos médicos de tratamiento de muchas enfermedades y no sólo de las más graves o menos frecuentes.

Hay carencia de un sistema de regulación de precios equilibrados en medicamentos de alto consumo. El medicamento debe ser jerarquizado como bien social con una rentabilidad razonable y supervisada por el Estado para evitar que una parte de la población tenga dificultades para acceder al mismo y otra parte lo sobreconsuma. La responsabilidad de los médicos es fundamental para que al recetar tomemos conciencia que debemos prescribir lo justo y necesario, sin sentirnos presionados ni por los laboratorios ni por los pacientes.

El Estado debe establecer políticas de salud para que el medicamento sea un bien al alcance de todos, más allá de su razonable rentabilidad comercial, estableciendo mecanismos de control mutuos entre la sociedad y el mismo estado, para minimizar o hacer desaparecer desbordes de intereses de individuos, instituciones o empresas.

Solamente así podremos lograr la llegada del medicamento de alta calidad y controlado estrictamente en forma equitativa y solidaria a toda la población.
 
 
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