Diciembre
2005 |
Si
mil veces volviera a nacer, mil veces volvería
a ser médico |
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En el momento de editarse la presente publicación
estaremos ingresando en el último mes
del año, estaremos también celebrando
nuestro día, el 3 de diciembre: DIA
DEL MÉDICO.
Fechas, que habitualmente obligan a un balance.
Un balance formal desarrollaría la
memoria del ejercicio que fenece, y el contable
encolumnaría el debe y el haber para
concluir diciendo: ganamos o perdimos.
Un ejercicio que en nuestras instituciones
se practica religiosamente sea en mayo, junio
o febrero.
Pero el 3 de diciembre y la cercanía
del fin de año son distintos. Nos invitan
y hasta nos obligan a un balance anímico
y reflexivo.
No se trata ya de un calendario que deviene
de una mera convención matemática
y una observación astronómica,
se trata de la vida misma. En nuestro caso
la vida de médicos.
En esta vida que arrancó en el sueño
adolescente, vestido de guardapolvo y estetoscopio
al cuello, nos pegó el primer cachetazo
con el insoportable olor a formol en la sala
de anatomía y nos hizo creer que ya
estábamos cerca cuando por primera
vez le insertamos la aguja curva al pobre
desgraciado que venía con la ceja partida
justo el día que debutamos como practicantes
de la guardia.
¿Cerca de qué? ¿Cerca
del prestigio? ¿Cerca de la fama? ¿Cerca
de la fortuna?
Tal vez
a veces sí, muchas veces
no.
Y entre medio, claro
los bonos, las
obras sociales que no pagan, los administradores
de miserias, cuando no miserables que jamás
en su vida tocaron a un enfermo, ni tuvieron
que comprar una jeringa o pagarle el sueldo
al chofer de una ambulancia.
¡Pero hablan
cómo hablan!
Pontifican, y si tienen la oportunidad también
roban, en nombre de "la desmedicalización
de la atención de la salud": un
neologismo cimentado en el resentimiento y
la ignorancia. Que no resiste al más
elemental sentido común que indica
que el sustento, el principio y el final de
un sistema de salud, cualquiera sea su naturaleza
es la díada
médico-paciente. |
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¿Y cuál
es nuestro balance entonces
?
Que nosotros, los de entonces, seguimos
siendo los mismos. Los del guardapolvo y
el estetoscopio al cuello, los del insoportable
olor a formol, los de la aguja curva
los que sin soberbia pero con mucho orgullo
nos permitimos parafrasear y deformar a
Mallea diciendo: "Si mil veces volviera
a nacer, mil veces volvería a ser
médico"
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¡Feliz día del médico! |
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Dr. Roberto
Scarsi |
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