Todo el país se vio conmocionado
en los últimos tres meses por el
grave conflicto suscitado entre el gobierno
nacional y el sector agropecuario.
Como todos sabemos, se les aumentaron los
derechos de exportación o retenciones
y las hicieron móviles especialmente
sobre la soja y el girasol.
Se dijo cuando se implemento la resolución
que era para desalentar el cultivo de soja
y privilegiar el trigo y la ganadería.
Luego se hablo que el dinero recaudado era
para redistribuir mejor la rentabilidad
extraordinaria.
En su último discurso la Presidenta
precisó que esos recursos se usarían
en un 50% para construir 30 hospitales de
alta complejidad, 20% para caminos y 30%
para escuelas.
Las retenciones o cualquier otro mecanismo
tributario orientado a la redistribución
de la riqueza generada por un sector o sectores
de la sociedad debe servir para implementar
desde el Estado verdaderas políticas
integrales y en el caso de la Salud, un
Sistema Nacional de Salud igualitario, accesible,
equitativo y de calidad, pero en general
la opinión pública pone en
duda que dichos fondos se distribuyan de
esa manera y no sean usados con otros fines
menos altruistas.
Bienvenido sea la construcción y
puesta en funcionamiento de hospitales y
centros de atención primaria de la
salud de todo el país, especialmente
en aquellos lugares olvidados de provincias
pobres del Noreste Argentino y el Noreste
Argentino a en algunos municipios del Conurbano
Bonaerense y el gran Rosario.
Nadie se puede oponer a esa inversión
en salud, pero tanto o más importante
sería que los gobernantes se preocupen
en mantener y mejorar los hospitales que
actualmente están funcionando.
Todos los que trabajamos en hospitales del
sector público sabemos en las condiciones
en que nos vemos obligados a prestar servicios.
A la falta crónica de insumos básicos
y la obsoleta estructura edilicia de muchos
establecimientos se agrega el déficit
de recursos humanos, ya sea profesional
o auxiliar en todos los niveles.
Algunos hospitales carecen en los servicios
de emergencia y de neonatología y
pediatría de los profesionales y
enfermeras de guardia que correspondan y
eso afecta la calidad y la correcta prestación
de los servicios profesionales que demandan
una población que, al aumentar el
índice de pobreza, aumentan su demanda.
Por lo tanto, ojalá se puedan construir
y hacer funcionar todos los hospitales prometidos
pero sería de buen gobierno solucionar
urgentemente los problemas de los que ya
están funcionando.
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