Hace mucho tiempo que venimos alertando
sobre la mala situación sanitaria
en el país y la falta de un plan
o política sanitaria a nivel nacional
consensuada entre el Ministro de Salud de
la Nación y las autoridades Provinciales
y Municipales que correspondan.
Esta falta de un plan sanitario estalló
con la epidemia de dengue, que comenzó
en el norte del país y que ha llegado
ya a la ciudad de Buenos Aires y el conurbano.
Fueron muchos los factores que contribuyeron
a que se produjera esta catástrofe
sanitaria.
La pobreza estructural de vastos sectores
de la población en todo el país,
es una causa primordial y no respeta provincias
de uno u otro color político.
Cuando hablamos de pobreza estructural nos
referimos a la falta de condiciones elementales
de vida como son una vivienda digna, agua
potable, cloacas, todo lo que haga al bienestar
físico y psicológico de la
población.
La falta de prevención para que el
vector del virus no se propague, que ya
viene de años, pues no se imputaron
partidas presupuestarias para la fumigación
especialmente en zonas de fronteras.
La negación en algunos estados provinciales
de la epidemia para evitar costos políticos
inclusive prohibiendo a los médicos
informar casos de la enfermedad bajo amenazas
fue otra lamentable muestra de la falta
de organización sanitaria.
La implementación tardía de
programas de información a la población
en general, para evitar la reproducción
del mosquito en los hogares podrá
ayudar de acá en adelante para evitar
que las larvas sobrevivan en los meses de
invierno.
Pero no nos olvidemos de otras realidades.
La fiebre amarilla en el Nordeste Argentino
ya está establecida y sí no
se continúa con los planes de prevención
con la vacunación masiva de la población
y de las personas que viajan a la zona no
se la erradicara totalmente.
El avance de la tuberculosis en vastos sectores
de la población indigente y carenciada,
en los asentamientos precarios de la periferia
de los grandes centros urbanos como Buenos
Aires, Córdoba, Rosario, etc, es
otro indicio de lo que manifestábamos
al comienzo de nuestra editorial.
Ahora, aparentemente avanzaría la
gripe porcina, que desde México ya
llegó a otros países y debemos
extremar los cuidados para que no se propague
aquí.
Debemos prevenir también las bronquiolitis
que aparecen ya en mayo especialmente en
recién nacidos y primera infancia.
La implementación de planes sanitarios,
que tienen que ser planes de estado, para
que se continúe a pesar de cambiar
el color político de la autoridad
de turno tiene que ser solucionado de inmediato.
Se debe poner al frente de estos planes
a gente capacitada, que los hay, y continuarlos
en el tiempo.
Resolver el tema de la pobreza y la indigencia
es fundamental para que no aparezcan estas
enfermedades.
Ya esto lo decía Ramón Carrillo
hace más de cincuenta años,
y todavía es una realidad.
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