El tema de los medicamentos falsos, adulterados
o vencidos que se llegan a suministrar a
los pacientes en nuestro país se
ha instalado como una infección en
el cuerpo de la Sociedad Argentina.
Esto es una realidad que compromete el
presente y el futuro del sistema de salud
en todos sus órdenes.
Las entidades médicas, acompañadas
por las entidades de profesionales farmacéuticas
ya habían prevenido a las autoridades
pertinentes de establecer un control más
estricto, sobre la venta de medicamentos
en lugares no específicamente habilitados
para tal fin.
Estas inquietudes no fueron tomadas seriamente
en los ámbitos de control y a veces
hasta se hacía la vista gorda y se
tomaba como una travesura la venta de antibióticos,
analgésicos, tranquilizantes etc,
en la vía pública, en kioscos
o hasta en ferias populares.
Pero la gravedad de los casos de público
conocimiento que involucran a conocidas
obras sociales y droguerías ha colmado
la medida y ha producido una alerta en el
cuerpo médico y en la población.
Aparentemente se habría estado proporcionando
a pacientes de algunas obras sociales medicamentos
oncológicos, contra el HIV y el tratamiento
de la hemofilias falsos, adulterados o vencidos
con la supuesta complicidad de algunas droguerías.
Esta gravísima situación,
llamada por los medios mafia de los medicamentos,
debe ser investigada y esclarecida hasta
sus últimas consecuencias y no solamente
en forma discursiva sino haciendo caer todo
el peso de la ley sobre los culpables si
los hubiere.
Pero queremos hacer notar aquí toda
la preocupación que esto acarrea
sobre el cuerpo médico.
Nosotros los médicos al prescribir
los medicamentos, nos responsabilizamos
que el efecto sobre el paciente sea el que
esperamos para calmar, mitigar o curar la
enfermedad.
Por ello confiamos que el medicamento sea
seguro y solamente podemos verificarlo si
lo proporcionamos en forma personal, como
se hace en algunas especialidades, y correlacionamos
su aplicación con los resultados
obtenidos.
Especialmente en pacientes oncológicos,
es una crimen de lesa humanidad si se comprueba
que dichas drogas estaban adulteradas o
falsificadas, pues el paciente puede llegar
a morir al no ser tratado como corresponde,
y más crimen si se trata de niños.
Por lo tanto hacemos un llamado a las autoridades
competentes en la autorización y
control de dichos medicamentos para que
fiscalicen exhaustivamente los mismos y
a las autoridades sanitarias de la nación
y de la provincia para que profundicen las
investigaciones sobre este tema.
Los pacientes y los médicos serán
los más agradecidos.
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