Los servicios de emergencia de los hospitales y centros de salud ya se han constituido para los trabajadores de la salud en una profesión de alto riesgo.

Hace tiempo que por este medio venimos advirtiendo de esta situación ante la escalada incontenible de los hechos de violencia que se producen prácticamente a diario.

Parece que algunas personas no toman conciencia al cometer estas agresiones y actos de vandalismo que un día pueden necesitar la atención de esa guardia que si persisten estas condiciones van a colapsar y cerrar.
Sabemos que ya hay cada vez más lugares en que cuesta muchísimo cubrir las guardias porque nadie quiere exponerse físicamente.

Creemos que la carencia de profesionales para algunas especialidades críticas como emergentólogos, terapistas, pediatras, neonatólogos, etc., son debidas además de las malas retribuciones que se perciben, a las condiciones de trabajo en que se deben desenvolver, entre las cuales la violencia es parte de la crónica diaria.

Sabemos que las autoridades provinciales hacen esfuerzos para tratar de paliar esta situación, con las reuniones de la Mesa por Hospitales Libres de Violencia, y con las medidas como los botones antipánico, los cuidadores hospitalarios y el personal policial de apoyo, pero vemos que esto evidentemente no alcanza.

También las autoridades deberán preocuparse para que los lugares de trabajo estén en buenas condiciones y que cuenten con la aparatología y los insumos necesarios para una buena atención.

Además hay que iniciar por todos los medios posibles una campaña de esclarecimiento y concientización de la población para que se entienda que la violencia contra los trabajadores de la salud y contra las instalaciones hará que las guardias dejen de cumplir su función y que cuando lo necesiten no habrá nadie que los atienda a ellos o a sus familiares.

Defendamos entre todos a nuestro querido hospital público y no dejemos que los violentos nos ganen esta pelea.