EDICIÓN ENERO 2017
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Los números de la violencia
 
Seis de cada diez médicos en la provincia de Buenos Aires sufrieron algún tipo de violencia en su ámbito laboral y un 65 por ciento de esos profesionales fue víctima en el sector público de la salud.
Estos son datos recogidos por distintas entidades médicas de la provincia y se establece que cada 48 horas un miembro del equipo de salud es agredido ya sea en forma verbal (80 por ciento) o en forma física.
Las agresiones en un 70 por ciento la provocaron los mismos pacientes o sus allegados. Más del 60 por ciento de las veces el profesional no denuncia las agresiones, en general por falta de expectativas respecto a la respuesta de la justicia.
Estas encuestas indican que más del 50 por ciento de los médicos están afectados por estrés, lo que preocupa porque la respuesta de los equipos médicos ante la atención de los pacientes especialmente en casos de emergencia se ve alterada por el estado físico y mental de los profesionales.
Sólo mejorando rápidamente las condiciones laborales en que se desempeñan los integrantes de los equipos de salud, específicamente en el sector público, es que se puede detener este avance de la violencia hospitalaria.
Trabajando de esa manera no se pueden cumplir con las metas de una buena atención al paciente y ello redunda en aumento de los costos por pedido de multiplicidad de estudios, motivando el uso ineficiente de los recursos, desfinanciando el sistema.
Todavía estamos a tiempo antes que colapse totalmente el sistema sanitario y lo que es peor, los médicos que trabajamos en él.
De más está decir que los hospitales, por la función que cumplen, por los pacientes internados , por los que concurren en demanda de consultas y desde luego por los médicos y el personal de salud que los atiende, deben contar con las máximas y absolutas condiciones de seguridad.
Las autoridades provinciales deben reimpulsar medidas para aumentar sensiblemente los márgenes de seguridad en los hospitales para que los integrantes del equipo de salud puedan trabajar sin presiones ni amenazas y devolverles la tranquilidad que merecen a los pacientes.
 
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