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Pandemia: el peor momento
 
 

La situación de la pandemia de coronavirus en el AMBA y especialmente en el Gran Buenos Aires según las autoridades de salud, puede llegar a colapsar en agosto si siguen creciendo al ritmo actual los contagios comunitarios.
A pesar de todos los esfuerzos realizados por la población en una larga cuarentena, que con mayor o menor intensidad y cumplimiento se lleva a cabo desde marzo, la propagación del virus se mantiene en aumento en forma exponencial, a un nivel de crecimiento de treinta por ciento semanal en la provincia.
Precisamente una de las razones de la cuarentena fue preparar el sistema de salud para no verse sobrepasado especialmente en el conurbano, pero los cálculos de contagio en la provincia ya superaron los cien mil casos.
Las autoridades sanitarias en la región siguen muy de cerca la evolución de dicha propagación, pero hay fundadas razones por las cuales las camas de terapia intensiva, que fueron aumentadas desde marzo para prevenir esta situación, igualmente no sean suficientes para contener la demanda.
La ocupación de camas de terapia en algunos hospitales del conurbano llega al ciento por ciento de su capacidad, pero además está el problema del recurso humano para satisfacer esa demanda, pues los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras, y auxiliares están llegando a un límite de saturación en sus tareas.
Dentro de este panorama inquietante, una noticia reconfortante es que muchos pacientes que sufrieron la enfermedad y se recuperaron han donado plasma para ser usado como tratamiento con alentadores resultados.
Además, la tasa de letalidad del virus se mantiene por debajo del dos por ciento.
Ante toda esta situación, debemos seguir concientizando sobre la responsabilidad personal de cada individuo y después de ciento cuarenta días no preocupar más a la gente con una propaganda de miedo como se está viendo en estos días pues creemos que el temor es paralizante y angustiante para el espíritu humano en estas circunstancias.
Evidentemente todavía nos espera un largo camino hasta considerar que la crisis está terminada, mientras tanto debemos seguir con las medidas de aislamiento social preventivo, la distancia entre personas, uso de cubre bocas y nariz, medidas de higiene permanentes y especial cuidado en aquellas personas de alto riesgo por su edad o sus patologías preexistentes.
Pero las autoridades y el pueblo en general ya deberían pensar en medidas y planes urgentes de contingencia para comenzar a solucionar los serios problemas sociales y económicos que esta pandemia ha dejado en nuestro país y en el mundo, y para esto tendremos que trabajar todos unidos y hermanados en pos del bien común.