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Cambios en el Sistema de Salud
 
 

Hace no mucho tiempo la Vicepresidente de la Nación expresó su idea que había que cambiar el Sistema de Salud de la Argentina, lo que repitió en diversas oportunidades. Esto provocó una inquietud generalizada en entidades profesionales, cámara de los distintos prestadores y afiliados a obras sociales y prepagos.

Es que fresco aun en el recuerdo de todos, estaba lo ocurrido con las AFJP durante el Gobierno de quien había expresado esa idea.

De inmediato el tema cobró gran difusión en redes sociales y medios masivos de comunicación, con opiniones valiosas, y otras sin tener la menor idea de lo que se trataba y ponía en juego con esta propuesta.

Lo más significativo fue la nota de una Unión de Entidades de Salud oponiéndose a la medida, y la vehemente defensa del actual sistema, del CEO de una de las empresas de medicina prepaga más importantes, a la vez Presidente de esa Unión.

Inexplicablemente un alto directivo del otro prepago exitoso salió a defender la necesidad del cambio.
Por otra parte la dirigencia de a CGT se opuso, pero otro secretario general de un gremio privilegiado la defendió.
No cuesta mucho trabajo aceptar que todos los involucrados antes mencionados solo defienden intereses de grupo o posiciones políticas.

Se le achaca a nuestro sistema fragmentación, inequidad y falta de resultados acordes al gasto.
La actual pandemia puso de manifiesto las deficiencias del sistema, que fueron y son salvadas en gran medida por los trabajadores de salud, a costa de su esfuerzo desmesurado, morbilidad y mortalidad de numerosos de sus miembros.
Falta de insumos, elementos de protección, aparatología, vacunas, etc. caracterizaron la primera ola.

Hay que aceptar que ningún país puede estar preparado para una pandemia de esta magnitud, pero a esta altura ya no puede haber justificativo.

Si se consultara a expertos sobre la idea de cambiar el sistema de salud de un país en medio de una pandemia dirían que es una idea descabellada.

Mucho más estatizar, cuando el Estado no puede mantener en condiciones aceptables su propio subsistema.
Aceptamos que cuando pase la pandemia y sus previsibles secuelas sociales y económicas, se revean ciertas condiciones que hacen al trabajo, al financiamiento y al destino de los fondos de cada uno de los subsectores.

El primero que tendrá que dar el ejemplo es el Gobierno, sin Políticas de Estado en Salud, con diferencias inaceptables entre provincias, e incluso entre municipios dentro de la misma provincia.

Cuando llegue ese momento deberán ser convocados los que más saben y conocen la problemática de hasta los más recónditos lugares del país, que son las entidades representativas de los profesionales, hasta hoy ignoradas y excluidas de las grandes decisiones.