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Atención médica gratuita a extranjeros en hospitales públicos
 
 
Por mandato constitucional nuestro país ampara el bienestar general para todos los que quieran habitar el suelo argentino gozando de todos los derechos civiles legalmente reconocidos.
Históricamente hemos sido siempre una nación receptora de flujos migratorios de la más variada procedencia.

Debemos seguir siempre así, sin xenofobia, respetuosa de los derechos de todos, pero además debemos ser una nación previsora.

El sistema de salud pública de nuestro país atraviesa una crisis muy profunda. Muchos hospitales están colapsados por la sobredemanda, no llegan siquiera a atender en forma adecuada a la población residente y el recargar esa atención por requerimientos de ciudadanos extranjeros que no viven en el país obviamente profundiza esas falencias y determina que la atención no sea buena ni para unos ni para otros.
La atención médica en los hospitales de nuestro país es gratuita, pero la pagamos con nuestros impuestos todos los habitantes.
Pero existe un flujo de pacientes que no vienen a vivir a nuestro país sino sencillamente a atenderse provocando una carga económica de cientos de millones de pesos por año.
Una grave situación que ha ido creciendo es el llamado turismo medico, cuando ciudadanos extranjeros eligen nuestros hospitales público por su gratuidad, siendo que en sus países las mismas prestaciones son aranceladas.

En este caso nuestros, sector público de Salud realiza prestaciones a una persona que viaja expresamente para eso, no solo por enfermedades pre existentes sino también por tratamientos oncológicos y de trasplantes sumamente onerosos, o de cirugía estética.
Esto sucede no sólo en provincias limítrofes, sino también en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires.

No se trata lo repetimos de xenofobia ni de trato inhumano. De lo que se trata es de terminar con los abusos y con el colapso del sistema de salud pública.
Lo que se reclama es una reciprocidad de los otros estados para que los servicios que se prestan aquí a extranjeros no residentes sean compensados económicamente por los países de donde esas personas provengan.
Es necesario discutir seriamente y en profundidad este tema, pues son muchos más los extranjeros que se atienden en nuestro país que los argentinos que se atienden en el exterior, y a estos se les cobra rigurosamente su atención cuando la necesitan y en algunos países no se permite la entrada de ningún extranjero que no tenga seguro de salud.
Los legisladores deberán rápidamente encontrar en una ley el marco legal para proteger nuestro sistema público de salud, que ya algunas provincias limítrofes lo han encarado con buenos resultados.
Debemos entender que la Argentina tiene una enorme deuda de salud con la población que la habita y que no tiene los recursos necesarios para asistir gratuitamente a los extranjeros.
La caridad bien entendida siempre empieza por casa.