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Mujeres en la Salud: más puestos, menos ingresos
Las mujeres argentinas ocupan seis de cada diez puestos profesionales en el sector salud, pero ganan menos y muy pocas acceden a cargos de decisión, según lo reveló un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
 
 
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Argentina presentó el pasado 4 de abril en el Centro de Información de las Naciones Unidas, la publicación “Género en el sector salud: Feminización y brechas laborales”.
El mismo informe revela que el porcentaje de mujeres profesionales de la salud tuvo un incremento de más del 30%. Sin embargo, las brechas salariales y la división sexual del trabajo siguen siendo desiguales en relación a los médicos varones.
El sector de la salud en la Argentina experimentó en los últimos años una presencia mayoritaria de mujeres entre sus profesionales, lo que antes sólo se veía entre sus técnicos y operarios. Según el estudio, este cambio significativo se debió al impulso que otorgó el aumento médicas: mientras en 1980 representaban el 20,1%, en 2016 alcanzaron casi un 50% en edad activa.
La otra razón por la que fue posible esta “feminización profesionalizada”, tal como marca el estudio, es la amplia mayoría de mujeres del total de estudiantes que cursan carreras de medicina en las principales universidades del país.
Sin embargo las profesionales, aun siendo mayoría, encuentran muchos obstáculos para llevar adelante especialidades mejores pagas, como es el caso de la cirugía. Las operaciones cardiovasculares, de tórax, cabeza, cuello o neurocirugías, siguen bajo el dominio masculino, de acuerdo a las estadísticas del Registro Federal de Profesionales de la Salud del Ministerio de Salud de la Nación.
Respecto a la estabilidad laboral, el estudio del PNUD resalta que, si bien se redujeron las brechas en la cobertura de aportes jubilatorios y las mujeres presentan una situación más favorable que las del conjunto de la población ocupada, la feminización de los puestos profesionales no condujo a avances importantes en la paridad salarial. En el 2016 la brecha era de 19,6% y no se identificaron cambios ni reducciones en los últimos dos años.
Los resultados del estudio muestran que las diferencias persisten como causa de la distribución del uso del tiempo entre trabajo remunerado y no remunerado entre varones y mujeres profesionales.
El tiempo del que disponen las profesionales fuera del ámbito doméstico impacta directamente en sus oportunidades de participación laboral, trasladándose a las brechas salariales. Son las mujeres quienes invierten más horas en el cuidado y organización de sus hogares -un 60% más que los varones-, siendo ellas quienes dedican más de 4 horas y media a diario.
Esta situación no sólo es promovida por el sistema de salud, sino por los propios médicos varones al interior de sus hogares. Si bien los más jóvenes demuestran cierta aceptación hacia la presencia de mujeres en disciplinas tradicionalmente masculinizadas, muchos mantienen la creencia de que deben ser las responsables principales del cuidado de las hijas e hijos en la infancia temprana.
 
Acceso limitado a puestos gerenciales
Si bien se produjeron ciertos avances en el acceso a los puestos de decisión mediante los logros educativos de las mujeres y su posterior antigüedad, la segregación vertical continúa impidiendo una situación de paridad. Las profesionales tienen menor representación en instituciones hospitalarias, ministerios, asociaciones profesionales, sindicatos y en el ámbito académico. En los hospitales de la provincia de Buenos Aires ocupan menos de tres de cada 10 cargos ejecutivos (25%). En 2017, de las 20 universidades que integran el Foro Argentino de Facultades Médicas Públicas, sólo había cinco decanas, a pesar de que el 64,3% del estudiantado es femenino y el 65% del total de las graduaciones estuvieron en manos de las mujeres.
Salvo en la Asociación de Médicos de la Actividad Privada, cuyas dos principales referentes gremiales son mujeres, en el resto de los sindicatos las comisiones directivas están integradas por mayoría de varones, además de que gozan de cargos de mayor jerarquía.
Una de las recomendaciones ofrecidas por del PNUD es incorporar una perspectiva de género en las negociaciones colectivas del sector. Además, promocionar la participación de mujeres en las organizaciones sindicales y comisiones paritarias. Finalmente, el organismo propone la reducción de las guardias por bandas horarias que no superen las 12 horas, para facilitar la conciliación entre el trabajo y el hogar entre las trabajadores y trabajadores de la salud.
 
Brecha en el acceso en especialidades
Entre las médicas jóvenes se concentran las no especialistas. Si bien esto se explica en parte por su edad, son una proporción mayor que los varones. Las mayores dificultades para realizar la residencia explican en gran medida esta desigualdad. Estas coinciden generalmente con la etapa reproductiva, afectando decisiones sobre la maternidad, y presentan estructuras organizacionales y condiciones laborales que suelen intensificar las tensiones latentes sobre conciliación trabajo-hogar.
El estudio del PNUD revela que el proceso de feminización se produjo a ritmos diferentes en las distintas especialidades. De 72 especialidades certificadas, en 30 hay predominancia de mujeres y en 40 de varones. La distribución de especialidades entre mujeres y varones no pareciera ser aleatoria. Las especialidades con mayor participación de varones -entre ellas, un gran número de especialidades quirúrgicas- tienden a tener mayor remuneración de ingresos, y se vinculan con características tradicionalmente definidas como masculinas, como el control, la autoridad y el manejo de situaciones de riesgo. Las especialidades con una alta proporción de mujeres tienden a relacionarse con atributos definidos como femeninos, como el cuidado materno-infantil que, a su vez, suele estar vinculado con la contención y la empatía.
Si bien se produjeron ciertos avances en el acceso a puestos de decisión, la segregación vertical continúa y no se ha alcanzado aún una situación de paridad. Entre las y los médicos, las brechas son especialmente marcadas. Las mujeres tienen una menor representación en instituciones hospitalarias, ministerios, asociaciones profesionales e incluso el ámbito académico.
 
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