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Derecho de la Salud: II Encuentro Argentino – Brasilero
La transformación digital del sector sanitario y los desafíos regulatorios
La regulación de la salud digital tomó una nueva dimensión con la irrupción de la epidemia de coronavirus. Herramientas digitales, marcos normativos, ética, acceso y equidad.
 
 
Se llevó a cabo los días 25 y 26 de junio el Segundo Encuentro Binacional Argentino - Brasilero “Derecho de la Salud: la transformación digital del sector sanitario y los desafíos regulatorios”, organizado en forma conjunta por el Observatorio de Salud de la Facultad de Derecho (UBA) y la Maestría en Derecho de la Salud de la Universidad de Santa Cecilia (Brasil). Durante dos jornadas expertos en materia de regulación de salud digital, abordaron los principales desafíos éticos, legales y tecnológicos del ecosistema sanitario en materia de políticas públicas y legislativas, inteligencia artificial, blockchain, telemedicina, uso de datos, apps, algoritmos, robótica, entre otros temas.
“Transitamos esta era caracterizada por la irrupción de la nueva tecnología, una nueva relación médico paciente y un nuevo modelo de organización sanitaria” comenzó Marisa Aizenberg, Directora Académica del Observatorio de Salud de la Facultad de Derecho de la UBA, quien sostuvo que la salud digital como conjunto de las tecnologías aplicadas al ecosistema sanitario que provocan cambios disruptivos, tienen que tener en cuenta el acceso y la seguridad junto a calidad y equidad.
En este sentido, las redes virtuales de acercamiento se constituyen en herramientas que permiten la optimización de los cuidados y su personalización, mejora la gestión y la seguridad en los indicadores de resultados y suman el monitoreo y la evaluación. “El objetivo es aumentar la seguridad del paciente, hacer en definitiva más accesibles los servicios sanitarios a todos los ciudadanos”, dijo Aizenberg y agregó que la transformación digital supone “la transformación de los pacientes en cuidados sanitarios, en torno al mejoramiento del cuidado de la salud y de la sustentabilidad del sistema”.
La penetración de la digitalización en salud, que venía siendo tema de estudio, se convirtió en el centro del debate con la irrupción de una pandemia mundial que colapsó los sistemas de salud. De este modo, obligó al uso de aplicaciones con georreferencias “y la privacidad expuesta nos atravesó; no se trata de ciencia ficción, es una realidad hoy y aquí y nos deja una enorme oportunidad”, sostuvo la abogada y agregó: “Pensar la transformación digital como eje de nuestro derecho a la salud cambia múltiples paradigmas. Aquí es cuando desde el derecho de la salud hace su aporte, ayuda en la toma de decisiones y genera un diálogo de fuentes hacia adentro y hacia afuera del derecho”.
Aizenberg contó además que desde la llegada de la pandemia se dictaron más de 400 normas jurídicas de diferente calidad legislativa. Todo un ecosistema jurídico de salud, medidas sanitarias, laborales educativas, administrativas, de contención social. Así, el derecho de la salud “fue permeando todo el sistema jurídico en una sociedad que lamentablemente identifica lo colectivo con el conjunto de individualidad, sin ponderar los valores sociales de solidaridad”, subrayó.
Lo ético y lo legal
Hoy la tecnología está puesta a disposición de la resolución de estos problemas, sin embargo, la pandemia nos recuerda la vulnerabilidad de una enfermedad poco conocida que ya tiene visibles secuelas sociales. Ante este nuevo escenario quedó expuesto un sistema sanitario que no termina de dar respuestas a las necesidades de la gente. En ese contexto aparecen opciones como la telemedicina con marcos regulatorios aún frágiles. Es importante entonces el manejo ético y legal de esa gran cantidad de datos de salud “que pueden generar discriminación a personas que no resultan interesantes, sectores vulnerables, ancianos, pobres, que quedarán fuera de la tecnología si no somos capaces de hacer algo distinto”, subrayó Aizenberg.
“El problema se da como siempre en los sectores pobres. Los vulnerados siempre queda por afuera de la línea de la tecnología”, continuó y sostuvo que hoy “se reescriben las reglas del proceso judicial porque están en juego cuestiones de salud”. Aizenberg propuso reflexionar “sobre lo que somos capaces, se encuentran en la escena derechos fundamentales. Necesitamos una ética social para bregar por el derecho a la salud de todos, pobres, migrantes, personas en situación de calle, desamparados. Es una oportunidad para pensar nuevas lógicas globales”.
El desafío entonces es a partir de ahora, “ser capaces nosotros mismos de bregar por un acceso equitativo en materia de salud, más allá de la voluntad de un gobierno. Nuestra salud será posible si logramos una nueva comprensión comunitaria, un nuevo equilibrio. Si somos capaces podemos repensar los vínculos con el otro y con la naturaleza que también ha cambiado. Es un momento excepcional donde la incertidumbre, que traspasa a lo científico, se contempla desde la singularidad desde lo colectivo”, advirtió.
Finalmente, la académica expresó que los problemas deben ser analizados bajo la lupa del derecho de la salud y garantizar los presupuestos mínimos vitales que involucra a las tecnologías para evitar perpetuar las brechas de la equidad.
“La pandemia revela que la salud tiene condiciones selectivas, y la tecnología mucho más. El derecho de la salud permite el puente hacia la humanización y tiene mucho que decir en la esperanza de una sociedad distinta. Tenemos la oportunidad de representarnos individual, colectiva, solidaria y fraternalmente”, concluyó.
Ciudadanos digitales y acceso a la salud
“Los desafíos en salud pública son acceso, equidad y calidad. Las herramientas digitales brindan mayor transparencia, mejoran el desempeño profesional y se traducen en calidad y acceso para los ciudadanos”, dijo Judith Díaz Bazán, Subsecretaria de Calidad, Regulación y Fiscalización del Ministerio de Salud de la Nación, quien se refirió a las nuevas situaciones, sus problemáticas y la capacidad de generar consensos. La funcionaria resaltó la confidencialidad como un eje importante a tener en cuenta, con avances tecnológicos que muchas veces desbordan la ética y la privacidad, y subrayó la necesidad de tener una tecnología centrada en la interacción de las personas.
“Como ciudadanos digitales tenemos que poder acceder a la información en forma igualitaria en todos lados”, sostuvo y advirtió que así como la telemedicina se desempeña con algunas eficacias y eficiencias entre quienes tiene cobertura social o medicina prepaga, son distintos los accesos en la cobertura pública. “El primer eje de la telemedicina es el acceso”; subrayó al tiempo que señaló que “no se debe perder el encuentro paciente-médico”. “Las herramientas digitales como complemento y no como reemplazo, del encuentro, trato y cuidado entre profesionales y pacientes”, dijo.
Díaz Bazán explicó que hoy, frente a la pandemia, una de las grandes herramientas con la que cuenta el país es el SIISA (Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina) y subrayó que la Telemedicina brindó la posibilidad de actualizar, en este contexto extraordinario, “a más de 13 mil profesionales en investigación y capacitación, que lograron acceder a la formación con igualdad y equidad en todo el país”.
“Necesitamos mayor transparencia. Mejorar el desempeño de cada profesional se traduce en calidad y acceso. Esos son los desafíos: confianza social, confiar en la rectoría sanitaria y propiciar el acceso de cada uno a las respuestas sanitarias”, enfatizó.
Díaz Bazán subrayó una vez más que “la epidemia nos desafía a resolver cuestiones que habríamos hecho con más tiempo”. “Tendemos al bien común por encima de todo”, concluyó.
 
 
Por María José Ralli