HOME INSTITUCIONAL HISTORIA CONSEJO DIRECTIVO PERIODICO EDITORIAL
 
 
“En el mediano y largo plazo habría un aumento de hasta el 30% de los trastornos mentales”
 
 
Así aseguró Hugo Barrionuevo, Director de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de la Nación, durante la conferencia virtual. “COVID-19 Salud Mental y Uso de Sustancias: Lecciones aprendidas y desafíos” organizada por la Universidad ISALUD. Explicó Hugo Barrionuevo que “la pandemia tiene una gran escala y velocidad que pone en riesgo la capacidad del sistema para dar respuesta”.
La Dirección de Salud Mental y Adicciones realizó un Plan Nacional de Salud Mental en Argentina frente a Emergencias y Desastres (enfoque COVID-19), considerando que el impacto de la pandemia superará ampliamente el momento agudo ya que se estima en el mediano y largo plazo un aumento de hasta el 30% de los trastornos mentales. En este sentido, el funcionario expresó que “primero trazaron una línea de base para luego ordenar la planificación” y dijo que “el primer pilar del plan es la organización de la respuesta”.
A principios de marzo se comenzaron a implementar las primeras acciones para la construcción de una Red Nacional de Respuesta de Salud Mental y Apoyo Psicosocial frente a emergencias y desastres. La misma involucra a asociaciones profesionales, ONGs, universidades, organismos internacionales y otros ministerios.
En la organización de la respuesta también se incluyeron lineamientos generales con recomendaciones a la población, continuidad de tratamiento vía remota, normativa sobre receta digital y capacitaciones rápidas para la protección de la salud mental y el apoyo psicosocial de la población en general y los considerados grupos de riesgo. En este punto, Barrionuevo explicó que se realizaron capacitaciones en Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a profesionales de la salud mental, bomberos y fuerzas de seguridad. A su vez, aseguró que se realizó un fortalecimiento asistencial en el primer nivel de atención, sumando voluntarios y garantizando los psicofármacos esenciales. Entre los objetivos del plan, mencionó que buscan proteger la salud mental de la población en general y fortalecer el cumplimiento de las medidas de aislamiento y cuidados. También, se tiene como objetivo cuidar la salud mental de los equipos de primera línea de intervención y mejorar su respuesta. En cuanto a las personas con problemas de salud mental se busca asegurar la continuidad de los tratamientos, evitar las descompensaciones, urgencias y reinternaciones y reducir las consultas presenciales en hospitales.
A su vez, se elaboraron recomendaciones para los hospitales monovalentes buscando reducir el riesgo de contagio. Para ello se confeccionó la recomendación para caso sospechoso y confirmado, un protocolo de admisiones y un protocolo de gestión de riesgo con vigilancia activa COVID. En esta línea, se busca evitar nuevas internaciones y está en proceso incrementar las externaciones.
Para concluir el Director de Salud Mental dijo que “nuestro país necesita tener un sistema de vigilancia epidemiológica en salud mental que recopile datos de forma confiable para el seguimiento de las intervenciones en los distintos grupos poblacionales”. También, se debe hacer un sondeo sobre la atención en población de consumo problemático y un estudio, de evaluación del impacto en niños, niñas y adolescentes y gestantes.
En cuanto al panorama y acciones en las Américas, expuso Luis Alfonzo Bello, Asesor Regional en Abuso de Sustancias de Organización Panamericana de la Salud, quien aseguró que “cuando se anunciaba el coronavirus el énfasis se daba en las personas de la tercera edad y que se estaba dejando de lado otros grupos de enorme vulnerabilidad, como las personas en situación de calle, las personas que sufren trastornos mentales y los usuarios de sustancias psicoactivas”.
Bello aseguró que “la epidemia en la salud mental hay que considerarla muy seriamente”. En este sentido, dijo que las medidas que se toman para proteger a la población tienen un impacto enorme no sólo para las personas que tienen trastornos mentales y los grupos de alto riesgo sino para la población en general y explicó que “es la oportunidad de, si nos movemos rápidamente, poder posicionar el tema de salud mental ya que cada día hay más demandas y menos recursos”. En este punto, explicó que hay desafíos para tener en cuenta, entre ellos, “la sobrecarga de información, la atención de distancia y el fortalecimiento de capacidad”. A su vez, afirmó que “la respuesta a la epidemia está requiriendo de un enorme esfuerzo adicional de los servicios de salud para responder eficazmente a la demanda de atención. En muchos sistemas de salud existen planes de contingencia, dichos planes dadas las características de la masiva expansión del problema han demostrado la insuficiencia para mantener la continuidad y calidad de los servicios”.
El asesor de la OPS explicó que el “aislamiento incrementa la ansiedad y la tentación a automedicarse para aliviar el estrés y hay más riesgo de consumo de sustancias tanto licitas como ilícitas”. En esta línea manifestó que el fenómeno del uso problemático de sustancias se ve agravado y con una posibilidad de respuesta reducida y agregó que “los usuarios de sustancias psicoactivas tienen un riesgo mayor de enfermar y morir por cualquier causa, ya que tienen mayor acumulación de carga de enfermedad y están sumamente expuestos a que se violen sus derechos”. En cuanto a las acciones para realizar dijo que “la prioridad es prevenir el contagio y brindar información adecuada acerca de la enfermedad y la importancia de la prevención y las implicaciones que tiene el uso de sustancias en el riesgo de contagio y en las complicaciones de la infección” y agregó: “hay que detectar y orientar oportunamente a la población en riesgo, proteger al personal de los servicios y garantizar el acceso oportuno y la continuidad de la atención”.
 
 
Por Camila Balbín