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Entrevista Juan Sebastián Riera, Director Provincial de Hospitales. Pcia. de Buenos Aires
“La salud es un derecho de todos”
La pandemia puso en evidencia el rol del Estado, la importancia del recurso humano en salud y su situación de pluriempleo. Cuáles son las condiciones de los trabajadores de la salud pública y cómo impacta el pase a planta permanente de más de mil residentes.
 
 
¿En qué condiciones se encuentran hoy los hospitales de la provincia de Buenos Aires?
Desde que iniciamos la gestión y a raíz de la llegada de los primeros casos de coronavirus a la provincia, incrementamos de manera muy importante el stock de camas críticas. Al inicio contábamos con 482 camas de terapia intensiva de adultos y 820 si sumamos todas las camas pediátricas y de neonatología. Hoy tenemos más de 2200 camas críticas, con respirador y monitor multiparamétrico y bombas de infusión,, distribuidos en nuestros 80 efectores más los ocho hospitales modulares que se encuentran en el conurbano, que se suman al de Mar del Plata. Los hospitales tienen más de 70 camas, de las cuales 24 son de terapia intensiva y 56 camas de cuidados generales intermedios fundamentalmente porque tienen oxígeno. Sin duda se fortaleció mucho todo lo que tiene que ver con unidades de cuidados críticos. Para poner todo operativo hubo que hacer un esfuerzo muy grande y en términos de recurso humano, incorporamos más de 7000 trabajadores a todo el sistema sanitario hospitalario de la provincia de Buenos Aires, cubriendo vacantes vacías generadas por bajas y jubilaciones. Hicimos un enorme esfuerzo para que el sistema vuelva a estar operativo y con el personal que el sistema requiere.
La pandemia dejó en evidencia la precariedad laboral de los profesionales de la salud.
Algo que evidenció la pandemia fue el pluriempleo de todos los profesionales de la salud, médicos, enfermeros y kinesiólogos. En nuestra provincia trabajan en múltiples lugares y eso se pudo ver en un primer momento con los primeros contagios horizontales entre trabajadores. A partir de entonces trabajamos mucho en medidas de bioseguridad, de utilización de elementos de protección personal. En un primer momento el poli empleo evidenció que una persona que trabajaba en algún hospital de la Ciudad de Buenos Aires o en alguna clínica venía a trabajar a la provincia, y a partir de esa movilización se manifestaron los primeros focos de contagios
Uno de los principales problemas fue el contagio entre trabajadores de la salud. ¿Cómo trabajan desde la Dirección para revertirlo?
Para disminuir los casos de contagios entre los trabajadores de la salud comenzamos a hacer capacitaciones en forma presencial en la Escuela de Gobierno de Salud La Plata que está a cargo de Mario Róvere. Y trabajamos también en forma remota con teleconferencias sobre la utilización de los equipos de protección personal. En un principio los trabajadores y trabajadoras lo manipulaban a la vieja usanza, sin prestar atención a la utilización del material, por desconocimiento principalmente. Ahora somos mucho más rigurosos en ese sentido, no sólo con la higiene de manos sino también con la utilización de productos para desinfección, lo que permitió que en el acto de ponerse o sacarse elementos de protección personal, disminuyeran drásticamente los contagios entre el personal de salud.
Es enorme el impacto que han tenido las capacitaciones. Hoy el porcentaje de trabajadores de la salud dependiente de la Dirección Provincial de Hospitales sobre el total de contagios de coronavirus, está por debajo del 2 por ciento.
¿Cómo es ese aprendizaje sobre la marcha?
Todos estamos aprendiendo de esta enfermedad que era desconocida cuando llegó porque no podemos ir a un libro y estudiar sobre coronavirus. Fuimos aprendiendo de acuerdo a la experiencia clínica y la atención de los pacientes La evolución y el manejo fue todo un aprendizaje. Nos sirvió ver lo que pasaba en otros países y sus distintas formas de abordar la enfermedad, y también estar en contacto de manera regular con otros países y avanzar con experiencias previas, como por ejemplo la utilización de plasma de convalecientes. Estamos teniendo muy buenas experiencias, conocíamos el tratamiento para la fiebre hemorrágica y lo empezamos a trabajar de manera experimental a través de un ensayo clínico controlado. Ya llevamos el segundo informe con resultados muy importantes en pacientes que están en estado moderado o empezando a agravarse. Esto hoy nos permite tener una herramienta terapéutica más.
El 1ro. de octubre oficializaron el pase a planta de más de 1117 residentes. ¿Qué impacto tiene hoy esa medida?
Es una política de recursos humanos que plantea que todo recurso humano que produce y forma la provincia tiene que tener la posibilidad de incorporarse a la estructura provincial. Si después ese recurso humano decide tomar otro camino está perfecto, pero nosotros tenemos que darle la oportunidad de que todos se puedan incluir. A medida que nosotros garanticemos ese ingreso a las residencias, la formación del recurso humano irá en la línea de la política sanitaria que plantea la provincia. Si se producen pediatras, eso va a garantizar una mayor asistencia infantil en un determinado territorio, con un recurso humano formado disponible. De la misma manera se pueden aumentar los cupos de residencia en los territorios donde uno ya sabe que se necesita cubrir con determinadas especialidades. Se trata de una política integral. Había que abrir la canilla y destrabar la llave para que se produjera una política integral de recursos humanos.
De 1400 residentes, 1117 optaron por quedarse en el sistema público. Eligieron, había que darles la oportunidad.
¿Existe en la Dirección una planificación de los recursos humanos que necesita la provincia? ¿Cuál cree que será el impacto a futuro?
Formar un terapista lleva cuatro años, entonces uno no puede no planificar el tiempo que va a llevar capacitar a un recurso humano calificado. Lo mismo con pediatras, ginecólogos o médicos generalistas. Claro que es necesario planificar la formación del recurso humano para que luego se distribuya con criterio sanitario en el territorio. El impacto sin duda será mejorar los indicadores que uno esté dispuesto a mejorar. Si tenemos profesionales para cubrir la demanda de patologías prevalentes, la atención del niño sano y de embarazadas, va a redundar en un embarazo controlado y un niño con menor posibilidad de desnutrición. La calidad de la salud de esa población en virtud del equipo que va a estar trabajando en función de sus necesidades, va a ser mucho mejor.
Hasta hoy el Estado no regula ni es rector en la formación del recurso humano. El que interviene es el mercado. Incluso las universidades y su currícula no dan cobertura a algo que es muy demandado. Ese lugar lo cubre la educación privada y el mercado en términos de ordenador, que forma a aquellas especialidades que tienen algún tipo de rentabilidad.
Muchas veces las especialidades lineales o las especialidades que se llaman básicas no son las más rentables, pero sin duda son las que de alguna manera previenen que los pacientes se compliquen y luego sí tengan que hacer uso alguna especialidad que sea mucho más crítica. Por eso es fundamental que el Estado sea parte, para tener un rol regulador del mercado en términos de la oferta de la formación.
Uno de los grandes reclamos es la recomposición salarial del sector.
Este año las paritarias se están dando en un marco muy particular, con la pandemia como protagonista. Por supuesto hay un planteo de reclamo salarial sobre el que estamos trabajando y discutiendo. Y también hay un planteo de agotamiento y de cansancio porque los trabajadores estamos muy exigidos. No obstante todos están dando una enorme respuesta frente a esta pandemia. En este contexto se está hablando también de condiciones extra salariales, situaciones que tienen que ver con lo laboral y con las licencias. Seguiremos trabajando en estos puntos, porque la pandemia no se termina mañana. Hay que encontrar la mejor forma de cuidar a los trabajadores y por eso la cuestión paritaria también va girando en torno a esta situación. Estamos acercando posiciones y muy pronto llegaremos a un acuerdo.
¿Cree que la pandemia puso en relevancia el rol del Estado en la salud pública?
Absolutamente. Empezó a cuestionar un sistema que había tecnificado la medicina y había encarecido a la salud, priorizando cuestiones que tenían que ver con la tecnologías duras y no con lo que es el cuidado de la salud y la promoción y prevención. El sector privado se vio muy complicado y fue el Estado el que pudo dar respuesta. La pandemia puso en relevancia que la salud no es un bien de mercado sino un derecho.
 
 
Por María José Ralli