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Entrevista Roberto Scarsi. Presidente de FEMECON
“Transitamos nuestro propio camino”
Hace 30 años un puñado de entidades comenzaban a escribir su historia en búsqueda de una identidad y estructura propias. “Hoy la FEMECON es un actor más del sistema de salud y es tenido en cuenta a la hora de incidir en algunos aspectos de la política sanitaria, la seguridad social y la actividad médico-asistencial”, dice Roberto Scarsi. Un repaso por los comienzos, el presente y el futuro de la entidad.
 
 
FEMECON celebra su tres décadas en un contexto muy particular. ¿Cómo fueron los comienzos?
FEMECON no es ni más ni menos que la expresión de la composición social y demográfica de la provincia de Buenos Aires, donde hay un área muy particular y bien delimitada, no tanto geográficamente sino en sus características, que es el Conurbano, con una dinámica de trabajo que lo diferencia del resto de la provincia. Ni mejor ni peor, ni más ni menos sino distinta, como puede pasar en tantos otros distritos en esta Argentina tan disímil, tan dispar y tan diversa.
En ese contexto el trabajo médico se desarrolla con particularidades distintivas que son las que animaron la promoción de una Federación Médica del Conurbano, algo que sentíamos desde hacía tiempo y que no estaba contenida en la estructura provincial.
¿Cómo dieron ese paso?
En esos años comenzó un movimiento de las entidades médicas del Conurbano en relación a las particularidades de trabajo médico es este territorio. Fue muy importante la constitución de las diferencias entre el Conurbano y el interior de la provincia en torno al modelo asistencial y contractual con el PAMI y muy difícil de contener en el plano institucional.
En esa época había también un factor fuerte que con el tiempo lamentablemente se fue desdibujando, que era la incursión en el área de la medicina prepaga, Femeba Salud provincial, que se proyectaba como una oferta muy importante.
También ahí se mostraban diferencias en los distintos corredores provinciales. Muy claramente lo que hoy se identifica como AMBA ya mostraba una dinámica muy diferenciada respecto del interior provincial.
Se dio una suma de factores donde no inventamos nada, simplemente identificamos un cuadro distinto y tratamos de perfilar una organización representativa de esa realidad.
Por diferentes condicionantes que no permitieron tomar la decisión fundacional en ese momento, de las 14 entidades que conformaban el área del Conurbano, quedamos cinco. Y así nos largamos cinco instituciones solas en esto que era tratar de buscar la propia identidad.
¿Cuál fue el primer desafío que afrontaron como nueva institución?
Entramos en la escena fuerte discutiendo mano a mano un convenio con el IOMA, nada más y nada menos, que significaba un vuelco sustancial en la estructura del trabajo. El IOMA venía de un fuerte deterioro de su estructura prestacional y políticamente se dieron las condiciones para plantear una nueva relación con las instituciones. Entramos a jugar con una enorme responsabilidad. Fuimos aprendiendo. Costaba mucho jugar el partido, la metáfora del ambiente decía que aún no jugábamos en primera. Con el tiempo jugamos el ascenso y creo que hoy estamos para la Selección también.
El tema IOMA fue determinante y nos dio un gran impulso, nos puso en escena y en consideración de todo el sector salud como un integrante más. Con esfuerzo y dificultades para lograr los espacios a través del tiempo.
Hoy somos uno más de los actores tenidos en cuenta a la hora de incidir en algunos aspectos de los lineamientos del sistema, la seguridad social y la actividad médico-asistencial de la provincia de Buenos Aires y también a nivel nacional.
¿Hoy la FEMECON tiene un lugar en la mesa de discusión de la política sanitaria?
No veo una mesa de discusión sanitaria, veo muchas. A lo mejor tan fragmentadas como nuestro propio sistema de salud. Participamos de varias y aspiramos a que superadas las urgencias de la pandemia se abra el espacio para discutir las cuestiones de fondo.
Hemos crecido institucionalmente y FEMECON tiene hoy un volumen que le asegura un lugar en esa futura mesa. Somos ya nueve las instituciones que representamos a 12 distritos del Conurbano, donde viven millones de habitantes que son asistidos por nuestros seis mil médicos.
¿Cómo evalúa la situación del médico a nivel laboral?
La crisis de la pandemia en el caso particular del trabajo médico no hizo más que poner una lupa gigantesca sobre los déficits preexistentes de larguísima data. Lo que pasa hoy no se puede recortar ni de la historia ni de la contingencia, es producto de ambas cosas. Hay una solución de continuidad en la crisis de la salud que no se puede desconocer, que se puede tomar desde varias ópticas. Desde el sentido gremial, social, económico o académico. Si nos ceñimos a lo estrictamente gremial y tomamos una posición dogmática-sindical, iría por la formalización del trabajo médico, la relación de dependencia y sus reivindicaciones, pero esto responde a un sector y no a todo. Hay una parte que mantiene otra dinámica más parecida al libre ejercicio de la profesión y a veces se mezclan ambas cosas. Queremos tomar obviamente lo mejor de cada uno. Pero lo cierto es que hoy y desde hace tiempo, el trabajo médico es en general bastante disociado. Tiene una relación de dependencia hospitalaria o privada y alguna actividad de práctica libre o alguna mixta. Es muy heterogéneo.
¿Cree que es necesario repensar las nuevas formas del trabajo médico?
Si, claro. Pero sin perder de vista lo que el médico elige como modalidad de trabajo. Es muy difícil conciliar las reivindicaciones gremiales tradicionales con lo aspiracional del trabajo médico en términos de libre ejercicio de la profesión. Hay todavía una larga discusión no saldada.
El sector de la salud en la Argentina suele discutir desde el seguro privado al estilo norteamericano hasta los sistemas sociales europeos pasando por los mixtos y en cualquiera de ellos difícilmente los médicos estén plenamente conformes, como tampoco lo están los usuarios. Hoy todos los sistemas de salud en el mundo están en crisis más allá del mayor o menor volumen de recursos. Alcances de cobertura, modelo asistencial, financiamiento, remuneración y formación de recursos humanos, todo esto implica al trabajo médico. En definitiva, estamos siempre frente al viejo tema de que nuestro trabajo es una mezcla de ciencia y arte, muy difícil de encuadrar en términos gremiales.
¿Cómo marcha en este contexto el convenio con el IOMA?
Este año se dieron dos cuestiones particulares: la pandemia a la que naturalmente nos tuvimos que adecuar y la llegada de un nuevo gobierno con signo político distinto al anterior.
Obviamente con el estilo y la impronta política de quien tiene la responsabilidad de conducir pero con un reconocimiento implícito de los vínculos institucionales, al menos entre quienes representamos el trabajo médico. Esperamos superar la urgencia lo antes posible para empezar a abordar lo importante.
¿Y a nivel económico?
En lo económico es un año muy difícil. Lo que nos pasa es el reflejo de la economía nacional, todos estamos sufriendo la depreciación de los ingresos, el drama de los cambios de valores para quienes trabajan con insumos. La recaudación del IOMA no escapa a las generales de la ley y se refleja en la enorme dificultad para actualizar los valores a los niveles que merecerían.
Es un año muy duro y en esto también destaco la posibilidad y capacidad de diálogo, hemos podido superar los meses más difíciles de la cuarentena, compensando la merma de trabajo médico con un honorario diferenciado. El volumen del trabajo cayó producto de la pandemia y se encareció porque atender el covid requiere una inversión importante. Como el médico en definitiva terminó facturando menos. se compensó con un plus aplicado al honorario durante esos meses para tratar de mejorar la situación.
Por otro lado, a partir del mes de julio hubo un aumento del 16 por ciento en el valor de las consultas y un 8 por ciento en las prácticas, que se verá reflejado en estos días porque los pagos vienen con un poco de atrasos. Y habrá otro aumento del 10 por ciento a partir de noviembre.
Lo cierto es que corremos desde atrás el impacto inflacionario, la devaluación y la economía como todo el país. Lo discutimos en forma permanente y reconocemos el esfuerzo de todos y básicamente de los médicos y también del IOMA, que se nutre del empleo público que no está atravesando su mejor momento. Es un círculo muy difícil de salir sobre todo en estas condiciones y tratando de respetar que nadie quede fuera del circuito de trabajo. Sería muy fácil romper con el criterio de la libre elección y quedarse con un grupo que concentre el trabajo y con buena facturación. Pero esto provocaría una merma en la calidad de atención, una oferta limitada y una enorme desocupación. El mayor esfuerzo tiene que ser la búsqueda de consensos y equilibrios para brindar la adecuada contención al sistema en el que están incluidos los médicos y los pacientes.
¿Cómo percibe que impactó la pandemia en el sector?
Un impacto impensado. Es la muestra descarnada de la globalización sanitaria y muy difícil de conceptualizar porque nos ha atravesado en todos los sentidos, nos puso a los médicos en el centro de la escena y por supuesto que nos supera. No somos los únicos pero sí nos ha tocado estar en la primera línea y vamos a necesitar de un cierto tiempo para una larga reflexión acerca de todo esto que todavía no termina. Desde lo que significa la incorporación y adaptación de las nuevas herramientas de trabajo hasta las cuestiones emocionales que tienen que ver con lo cotidiano de los equipos de salud frente a esta realidad. No puedo dejar de mencionar el enorme dolor por los colegas que perdimos en estos meses y brindar un homenaje y un reconocimiento a todos los que de distintos lugares la pelearon y la siguen peleando todos los días.
¿Qué ve en el horizonte?
Esperanza, porque de lo contrario no podríamos vivir. Hay datos ciertos de que estamos a un paso del inicio de la vacunación y la ilusión de que en poco tiempo más nos reencontremos con nuestra cotidianeidad, sobre todos con nuestros afectos y nuestra particular y bella manera de expresarnos.
Por otro lado, hubo en este tiempo una forma de repensar y plantear los problemas. Esto lo valoro y lo pongo del lado del haber. Se promovieron amplias y múltiples discusiones, ponencias, investigaciones, discusión de trabajos científicos, de una manera inédita. Pero creo que también es producto de una necesidad de contacto y comunicación que no fue posible en los espacios naturales. Nos fuimos entrenando en manejar los instrumentos tecnológicos y se descubrió un mundo nuevo. Se fomentaron iniciativas para poder entre todos encontrar una respuesta a todo esto y calmar un poco la ansiedad. Aunque esto se tornó muy difícil de lograr.
 
 
Ser médicos y personas
“Estoy convencido de que el nuevo gremialismo significa no sólo la discusión de una paritaria o laboral propiamente dicha, sino una cantidad de cuestiones que hacen a la vida profesional y personal” dice Roberto Scarsi y subraya la formación y capacitación del recurso humano, algo que transita la FEMECON desde sus albores.
“Hemos sido impulsores desde los inicios en ese sentido” dice y reconoce que “con el tiempo los encuentros de capacitación y recreación se fueron espaciando. Primero porque en un momento se generó una sobreoferta no siempre de la mejor calidad, no hubo actualizaciones rápidas de instrumentos para acceder más fácilmente y a los médicos cada vez les cuesta más participar de actividades formativas, culturales y recreativas”.
Ahora, en medio de la pandemia, FEMECON retomó el camino con modalidad virtual, a la espera de volver a los encuentros presenciales y encontrarnos en nuestros espacios comunes. “Queremos volver a encontrarnos para hablar de temas relativos a la profesión, pero también incursionar en todo lo que hace a la vida, porque además de médicos somos personas”, dice Scarsi y agrega: “Nos alcanzaron las generales de la ley pero ojalá pronto nos encontremos”.
“Siempre escapamos al concepto corporativo clásico de las organizaciones, no porque estén mal las corporaciones, sino porque en tal caso formamos cuerpo de otra manera, con una ambición un poco más amplia. Jamás olvidamos que somos personas además de médicos y tenemos que trabajar para vivir mejor en un concepto amplio. Si seguimos dando pasos hacia ese camino me doy por satisfecho”, reflexiona.