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Salud mental de los equipos de salud: “estamos frente a un colectivo con alto riesgo de enfermar con burn out”
Así lo aseguró Silvia Bentolila, integrante del Equipo Regional de respuesta frente a emergencias sanitarias OPS/OMS, y agregó que la prevalencia de trastornos mentales en los trabajadores de la salud es del 55%, mientras que en la población general se reportó un 17%.
 
 
Una hipótesis para ello, según la especialista, es que los equipos de salud realizan una disociación operativa ya que “nos entrenan para desconectar la emoción y así intervenir frente al sufrimiento humano extremo sin sucumbir en la angustia y eso también nos desconecta de nosotros mismos, cuando no se puede integrar esa emoción disociada nos pone doblemente en riesgo”. Si bien se realiza una disociación de la emoción, Bentolila advirtió que la respuesta neurofisiológica del estrés se activa de todos modos y tal es así que aparecen problemas como irritabilidad, cefalea, sensación de cansancio, ansiedad, insomnio, falta de concentración, enojo, aumento de la tensión arterial, entre otras. “Un equipo de salud al estar siempre hiperalerta como una respuesta al estrés, se vuelve más vulnerable al cometimiento de errores” aseguró la experta y añadió: “los niveles de estrés y tensión frente a la pandemia donde nos sentimos con bajo nivel de eficiencia aumentaron”.
Bentolila insistió en que la situación de crisis actual es una oportunidad para la aplicación urgente de estrategias de cuidado de la salud mental en los equipos de salud que deben contemplar al menos tres dimensiones: formación, promoción de la salud y estrategias organizacionales. A su vez, indicó que “bajo situación de estrés sin entrenamiento la respuesta es primaria e improvisada por ello es imprescindible la capacitación” y agregó: “ya en la carrera de grado de medicina deben entrenarnos para tener herramientas de salud mental para las situaciones críticas y así estar mejor preparados para poder ser el soporte y contención de las personas que atendemos permanentemente”.
Por su parte, el Director Nacional de Salud Mental y Adicciones, Hugo Barrionuevo, afirmó que a partir de la pandemia el campo de la salud mental tuvo un protagonismo como nunca en la historia y que “los equipos de salud reconocieron que las emociones pueden obstaculizar o facilitar la tarea para brindar una asistencia de calidad”. El funcionario aseguró a partir de julio del 2020 comenzaron a recibir los pedidos de ayuda por parte de los equipos de salud y explicó que “las intervenciones estaban dirigidas a promover una pausa en la tarea, compartir sentimientos, ponerle nombre a las emociones, colaborar en la identificación emociones esperables y diferenciarlas de las que podían tener una connotación clínica, acompañar en los procesos de duelo, intervenir en los lugares de trabajo y en el horario laboral y esto fomentó la identificación de fortalezas y situaciones que requieren especial atención”. Durante las intervenciones se observó temor, ansiedad, vulnerabilidad, enojo, tendencia al aislamiento, miedo a ir a trabajar y se destacaron como afectos protectores el compañerismo y la solidaridad.
Como conclusión, Barrionuevo propuso una serie de desafíos: “debemos sostener la política de cuidado, incluir la voz de los equipos de salud, incorporar la necesidad de la innovación en las prácticas como un ejercicio y sostener una toma de conciencia en los equipos de salud sobre la necesidad de ayuda”.