El 2023 fue un año particularmente difícil para el sector de la salud. ¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentó FEMECON?
Entre nuestras funciones, sin duda la del trabajo médico es una prioridad, y naturalmente la remuneración por el trabajo es un elemento esencial. La preocupación y la labor institucional de todos los días estuvo centrada en tratar de sostener el nivel de honorarios en valores razonables. Tengo que decir que lamentablemente no lo logramos. |
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En todas las formas de trabajo médico y en las diversas variantes de contratación que nuestra Federación gestiona, el ritmo inflacionario ha sido demoledor. Sobre todo teniendo en cuenta que el retraso en el valor de las prestaciones es un problema de larga data y cada vez cuesta más acceder a una actualización razonable de esos valores. |
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A pesar de la coyuntura, ¿qué pone en el haber de la balanza?
Siempre resalto que a pesar de todo, y especialmente teniendo en cuenta el malestar generalizado respecto de las condiciones de trabajo de los médicos, las Entidades Primarias, que son la referencia directa de los médicos, han sido grandes administradoras de la crisis y se han mantenido muy unidas en el seno de la Federación, siempre en la búsqueda de alternativas y de los consensos necesarios para afrontar momentos tan difíciles. |
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¿Qué expectativas tiene para este 2024 que comienza?
Este es un año muy especial. La agenda de Salud se ha puesto picante. Todavía falta desarrollar la letra chica de lo que el gobierno ha planteado tanto en el DNU como en el mega proyecto legislativo y creo que esto va a obligar a un debate adulto y equilibrado si se quieren resolver situaciones de fondo. |
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Por otra parte, más allá de los anuncios del Gobierno nacional, siempre queda el interrogante respecto de la adhesión o no de las Provincias dado que como se sabe, en nuestro Sistema Federal la Salud finalmente es de incumbencia provincial. |
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No obstante, el sólo hecho de que los temas de salud estén haciendo ruido no sólo en el sector, sino también en los medios, redes y en definitiva en la sociedad, es auspicioso. Quiere decir que empieza a superar el terreno de los expertos o de los intereses sectoriales o particulares para cobrar ciudadanía y esto es esencial en la generación de políticas de Estado. Luego la Democracia sabrá encontrar los andariveles para consolidar esas políticas. La mayor expectativa es que estemos todos a la altura de las circunstancias. |
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El sector de la salud tiene un daño estructural. ¿Qué cree que se necesita para comenzar a repararlo?
Coincido en que tiene un daño estructural, cada vez más evidente en términos de inequidad e ineficiencia en el marco de un desfinanciamiento monumental. |
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Pero además con situaciones que van desde dolorosas carencias de determinantes sociales y en cuestiones elementales de cobertura, hasta maravillosas intervenciones terapéuticas al más alto nivel profesional y tecnológico propias de los países más desarrollados.
Todo esto habitando en un Sistema o No Sistema de Salud, que siendo muy piadoso, calificaría de “tripartito”. |
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En ese cuadro no hay reparación posible sin una mesa de consenso . Y no hay mesa de consenso si no se incluye a los usuarios; permanentemente los expertos hablamos en nombre de ellos pero resulta que después el destinatario de nuestras buenas intenciones, en realidad necesita otra cosa, está insatisfecho o tiene una percepción de la realidad muy diferente a la que se supone en el laboratorio de gestión. |
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¿Qué impacto cree que tendrá en la salud la desregulación del sistema?
Tal como está planteada, ninguna. La llamada desregulación ya existe desde hace mucho tiempo y tiene incidencia dentro de una pecera que es la Superintendencia de Salud, no tiene nada que ver con Obras Sociales Provinciales y algunas otras.
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Todavía hay que ver si el ingreso de las Prepagas al planeta sindical será voluntario u obligatorio y en tal caso, cómo se amoldarán los unos y los otros a un nuevo mecanismo. Un tema distinto es la desregulación en el plano estrictamente económico, es decir la liberación de los precios de la medicina privada. Está claro que las cuotas están pisadas desde hace años y que el incremento de costos propios de la Salud con alta inflación componen la tormenta perfecta para el desfinanciamiento. La gran pregunta es hasta dónde la gente podrá pagar. Planteado en forma lineal, es decir, aumento de costo igual a aumento de precio, la fórmula no tiene solución. |
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Es largo de desarrollar, pero más allá de la particular situación de nuestro país, el tema del financiamiento vs. el incremento de costos en salud es un problema universal. |
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¿Cómo avizora una solución posible?
Desde mi punto de vista, lo único que está claro es que la salida siempre es de conjunto. Independientemente de la fuente de financiamiento, sea pública o privada, la estructura debe ser solidaria y con equidad.
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Más allá de más Estado o más mercado y sus distintas variantes de gestión, con la acción individual y excluyente es imposible que prospere un Sistema de Salud. |
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Hasta en los planteos más productivistas, el cuidado de la salud colectiva es un recurso esencial y si a alguno le queda alguna duda que vaya 150 años para atrás y le pregunte Bismark cómo y por qué apuntalaba la salud de los trabajadores alemanes. |
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No obstante todo lo dicho, creo que en nuestro país tenemos un gran recorrido en el desarrollo de coberturas de Salud, hay que ser muy cuidadoso y tratar de preservar lo que aún con dificultades funciona. Muchas veces se rompe lo que no se tiene que romper por prejuicios o por ignorancia. |
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Por María José Ralli |
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