El sistema público de salud en la provincia de Buenos Aires y en todo nuestro país, está basado en que la salud es uno de los derechos humanos fundamentales para el desarrollo de una sociedad. Nuestros hospitales han brindado asistencia de alta calidad a toda la población sin diferenciar clases sociales, clases económicas, nacionalidades o razas. Además estos hospitales han formado profesionales de excelencia capacitados y reconocidos en nuestro país y en exterior. Seguimos pensando que el sistema público debe ser la base de sustentación de la salud junto con los otros subsectores como las obras sociales y los sistemas prepagos, especialmente los gremiales sin fines de lucro.

Todos estos sistemas están siendo amenazados en mayor o menor grado por los mayores costos de la medicina que en la Argentina se calcula para el 2017 en un 32 por ciento interanual.

Esto se da también en otros países ya sea con sistemas de salud maduros o incipientes, pues la inflación en salud siempre es muy superior a la inflación general.

Las causas son el aumento de la expectativa de vida y los constantes avances de los medicamentos y las tecnologías médicas que también son más caros.

Más gente utilizando servicios, tecnologías y medicamentos más costosos explican el fenómeno de la alta inflación en salud. Está claro que el sector que más sufre estos costos crecientes es el sector público pues la adecuación de los presupuestos en salud para paliar este desfasaje inflacionario llegan tarde y mal a los efectores que se ven superados por la demanda creciente de la población de bajos recursos económicos.

Sabemos que las autoridades provinciales conocen el problema y deben hacer el mayor de los esfuerzos para tratar que el presupuesto en salud sea suficiente para que los hospitales continúen siendo la base fundamental de la salud pública igualitaria, equitativa, solidaria y de alta calidad.