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Cobertura universal de salud
 
 
Sabemos que nuestro país tiene un sistema de salud segmentado y plural que está compuesto por el sector público que cubre a 16 millones de habitantes, la seguridad social que da cobertura a 26 millones y el privado o prepagos que cubren a 6 millones de personas.
El 10 por ciento del PBI se gasta en salud, mucho más que otros países que tienen un alto standard de calidad en este tema, pero los resultados sanitarios son muy mediocres respecto a la magnitud de ese gasto.

Pero sabemos también que el sistema es muy desigual e inequitativo. Hay severas desigualdades entre provincias ricas y provincias pobres no sólo en el gasto sino también en la accesibilidad y en la calidad y la rapidez de atención y en la prevención y seguimiento de los tratamientos.
Por ello el gobierno a través del Ministerio de Salud quiere avanzar con el sistema de Cobertura Universal de Salud (CUS).

Bajo la concepción de que la salud es un derecho humano fundamental y la equidad y accesibilidad son primordiales para hacerlo efectivo, la CUS busca que todas las personas tengan acceso a todos los servicios de salud en el país, sin discriminación alguna, servicios integrales, de alta calidad, adecuados y eficaces, y medicamentos seguros y asequibles para todos.
En esto hay que determinar que el acceso no es lo mismo que cobertura.
En nuestro país la accesibilidad a los servicios de salud es universal, pues cualquier persona puede usar los servicios de salud sin ninguna traba. Cobertura trasciende al acceso. Cobertura implica dar continuidad a la atención haciendo más sencillo el camino del paciente independientemente del lugar físico o geográfico de la atención ya sea del sector público, privado o de seguridad social.
Para ello el gobierno buscará la modernización e informatización entre las provincias, municipios, obras sociales y hospitales con historias clínicas electrónicas que se abran con el código QR del DNI, redes integradas de salud entre hospitales y centros de salud y protocolos de atención similares en casos prioritarios que así lo requieran.
Es importante que también las autoridades expliciten de que manera se lograría el financiamiento de este nuevo sistema, para no poner en peligro las ya reducidas partidas presupuestarias destinadas al sector público de la salud.
Pensamos que todo este nuevo sistema merece un amplio debate en el cual deben intervenir todos los sectores representativos de la salud como las universidades, las entidades profesionales, los colegios y los gremios médicos para acercar opiniones y elaborar consensos.
Estos debates deberían tener siempre como base la defensa del hospital público y su jerarquización como pilar fundamental de la salud, en conjunto y armonización con los otros sectores.
En definitiva todos queremos un mejor sistema de salud para lograr accesibilidad, cobertura, atención equitativa integral y de calidad sin que haya diferencias por el lugar en que nacemos, dónde vivimos o la condición socioeconómica que tenemos y que estos factores no influyan para prevenir o curar nuestra salud.