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La salud pública no es un gasto
 
 
En el mes de mayo, por distintas circunstancias que los economistas explican pero no previenen, el país cayó en otra de sus recurrentes y periódicas crisis económicas y financieras. Se menciona permanentemente al crónico déficit fiscal de las cuentas públicas como el causante o culpable de estas situaciones. Para paliar o controlar este problema, las autoridades remarcaron que se deben efectuar recortes en las distintas partidas presupuestarias, además de pedir ayuda financiera en entidades económicas internacionales.
Sean bienvenidos esos recortes en los gastos de la burocracia estatal, provincial y municipal, así como en los gastos de la política y la excesiva cantidad de entes estatales improductivos. Las partidas presupuestarias para salud en la provincia siempre fueron insuficientes para brindar una atención moderna y de buena calidad a pesar de los esfuerzos de los integrantes de los equipos de salud. No se puede recortar en el tema de recursos humanos, que sabemos que son insuficientes tanto entre profesionales como no profesionales, pues las vacantes no son cubiertas y seguirán así mientras los sueldos sean poco dignos y las condiciones de trabajo no sean las ideales.
En infraestructura edilicia no se deben dejar de efectuar las obras que son necesarias. Algunas se están haciendo, hay que seguir ampliando y reciclando los hospitales y centros de salud. En tecnología e insumos se debe seguir invirtiendo cada vez más para no quedar rezagados en la prestación de servicios. Todo esto debe ser evaluado por las autoridades y considerar que siempre el presupuesto de salud no es un gasto sino una inversión para el presente y el futuro.