A raíz de los hechos ocurridos en la costa con la muerte de un muchacho a manos de una patota, parece que los medios y la sociedad toda tomaron conocimiento de esta situación.

Tal vez por ser componentes de distintas clases sociales, por las circunstancias en que sucedieron los hechos o por la trascendencia mediática tomó más notoriedad.

Pero esto sucede y sucederá permanentemente en todos los ámbitos en que transcurre la vida de los argentinos si no tomamos cabal conciencia y seguimos banalizando y mediatizando estos problemas sin proyectarnos al fondo de la cuestión.

La solución mediata está en la contención familiar de los niños y jóvenes por sus padres y en la educación en las escuelas a nivel primario y secundario.

Pero la solución inmediata está en una justicia honesta y creíble y en autoridades que sean respetuosas de las leyes y que las apliquen cualquiera sean sus consecuencias.

En el ámbito de la salud comenzaron a aparecer nuevamente problemas de violencia en hospitales y centros de atención primaria.

No son suficientes los cuidadores privados ni los botones antipánico en emergencias o para trabajadores de las guardias.
Para tratar de prevenir estos casos se creó en la anterior gestión una mesa contra la violencia integrada por entidades médicas y sindicatos del sector. Se elaboraron protocolos contra la violencia interna y laboral y contra la violencia externa y se hicieron capacitaciones en todos los hospitales.

Además se crearon grupos de pronta ayuda psicológica para las urgencias que tuvieron muy buena aceptación.
Creemos que ante este recrudecimiento de la violencia en la sociedad las nuevas autoridades sanitarias deberían continuar con esas políticas de prevención que tan buenos resultados dieron, poniendo en práctica esos protocolos que fueron elaborados y consensuados entre todas las entidades del ámbito sanitario.