Comienza el mes de septiembre y luego de ciento sesenta días de cuarentena y aislamiento social de disímil cumplimiento por la población en general, las cifras de la cantidad de contagios por el coronavirus continúa en ascenso en todo el país y más especialmente en el AMBA. También aumentaron lógicamente la cifra de camas ocupadas de terapia y los decesos.
La idea en marzo era preparar los hospitales para la demanda que habría cuando llegase el pico de contagios, situación que visibilizó los largos años de no priorizar la salud por parte de la clase política en todo el país.
Pero lo que nos preocupa ahora es el personal de salud, que está llegando a límites de saturación laboral y fatiga extremas.
Los hospitales públicos y privados en el AMBA están en situación límite muy cerca del colapso que se quiso prevenir, no tanto por la falta de camas sino por la baja del personal de salud por los contagios. El médico tiene mayor riesgo por la gran carga viral que recibe al estar en contacto permanente con el paciente.
Se considera que entre el personal de salud en el AMBA hay diez mil contagiados y sesenta mil en el país, y el porcentaje fluctúa entre el siete y el doce por ciento de los trabajadores.
Todos los integrantes de los equipos de salud están haciendo un esfuerzo extremo, poniendo en peligro sus vidas, pero están llegando a un límite de fatiga laboral por la despoblación de personal por contagios en las áreas más críticas.
¿Qué pasaría si colapsara un servicio no por la falta de camas o respiradores sino por la falta de personal entrenado para su uso?
Tomemos conciencia que debemos cuidar a los médicos y al personal de salud que todos los días ponen en peligro sus vidas por cada paciente.
Seamos responsables y conscientes cada uno en tomar todas las medidas de seguridad para evitar los contagios y transmitirlos. |