Afortunadamente, según las últimas cifras oficiales, la pandemia de coronavirus está cediendo en su virulencia en el área metropolitana y especialmente en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano se reabren actividades paulatinamente, siempre con los protocolos generados por las autoridades sanitarias.
Por supuesto que es necesario continuar con las medidas de prevención para evitar rebrotes como sucede en países europeos, hasta que se pueda utilizar la vacuna que esperemos sea la solución definitiva.
Ahora nos debemos abocar a la solución de algunos problemas que esta pandemia puso más de manifiesto.
Uno es la pobreza estructural, que según estadísticas rondaría el cincuenta por ciento de la población, pues hay mucha gente que era de clase media baja y esta situación los hundió en la escala social. Rápidamente hay que poner en marcha medidas que reactiven las actividades productivas y el consumo interno para mejorar esta grave situación.
Otro problema que merece rápida solución es el educativo. Las escuelas deben volver con urgencia a las clases presenciales para recuperar todo lo perdido este año. La educación es lo único que hace que las personas partan en un pie de igualdad para desarrollarse en un futuro en la lucha por una vida mejor.
En cuanto a la parte sanitaria, debemos mantener y mejorar todo lo que se ha logrado este año en los sistemas público y privado, reforzando si es posible los recursos humanos en las áreas críticas y mejorando las condiciones de trabajo y las remuneraciones del personal de salud que fueron los verdaderos héroes en esta pandemia y muchos hasta dieron su vida en el cuidado y protección de sus semejantes.
Un Estado y un sector privado eficientes que trabajen mancomunadamente son una garantía para combatir la pobreza y la desigualdad social que existen en nuestro país, y el trabajo y el esfuerzo de todos nos sacará más rápidamente de esta situación.
Volvamos a la cultura del trabajo que nos legaron nuestros abuelos para hacer el país grande que supimos ser. |