Luego de un año y medio de pandemia podemos sacar algunas conclusiones sobre la gestión de la misma en nuestro país por parte las autoridades, que al comienzo decidieron priorizar los sistemas de salud. Fue por ello que se ordenó una cuarentena muy estricta y de muy larga duración para adecuar los hospitales y servicios de emergencias para prevenir el colapso y evitar muertes.
Esto produjo a su vez la más grande crisis económica y social que padeció el país, con escuelas todavía vacías y con destrucción de empresas y puestos de trabajo que sumieron en la pobreza a más del cincuenta por ciento de la población.
Y lamentablemente también llegamos a más de ciento diez mil muertos por el virus.
Evidentemente y mas allá de apreciaciones políticas, muchas cosas se hicieron mal o no se hicieron. Y estamos pagando las consecuencias.
La deficiente gestión de las vacunas por motivos ideológicos, las irritantes vacunaciones a gente que no correspondía mientras los trabajadores de salud dejaban su vida en los hospitales son responsabilidades que las autoridades todavía no han explicado.
Con seguridad se podrían haber evitado miles de muertes.
Tampoco han explicado la cuarentena eterna que destruyó a una economía que ya estaba en malas condiciones, cuarentena que ahora sabemos que era muy estricta pero que no fue cumplida por aquellos que más énfasis ponían para que se respete, provocando un verdadero escándalo moral que creemos no se soluciona con disculpas.
Tal vez como nunca este es el momento en que todas las fuerzas políticas depongan actitudes mezquinas que aumentan las divisiones y reconozcan sus errores, y a partir de eso se puedan construir consensos básicos para sacar al país y a todos sus habitantes del marasmo en el cual estamos sumergidos.
Los argentinos todos nos merecemos una vida mejor dentro de nuestro país y es deber de todos trabajar para lograrlo, especialmente la dirigencia política que nos gobierna a la que se le debe exigir una alta responsabilidad y conductas morales ejemplares. |