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Dr. Oscar Daniel Salomón, Director del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT
“Se trabaja no sólo con la comunidad sino también en la comunidad”
 
 
FEMECON Informa dialogó con el Dr. Oscar Daniel Salomón, Director del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT), un organismo dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, dedicado a la investigación, capacitación, asesoramiento, difusión y vigilancia de las estrategias de prevención y control de enfermedades tropicales y subtropicales.
En Puerto Iguazú, el seis de diciembre pasado, el Ministro de Salud de la Nación, Dr. Adolfo Rubinstein, junto a su par misionero, Dr. Walter Villalba, recorrieron las instalaciones actuales y las obras del predio definitivo del INMeT. En dicha ocasión, se firmó el convenio entre ambas partes para garantizar la continuación de la construcción que permitirá habilitar una primera etapa funcional, y un cronograma para la posterior inauguración de todo el edificio de laboratorios, que cuenta con casi once mil metros cuadrados cubiertos.
El Dr. Salomón explicó que “el proyecto INMeT hoy se encuentra físicamente en un edificio provisorio que ha limitado su capacidad de crecimiento tanto en recursos humanos como en las propias líneas de investigación, por no cumplir con los requisitos de bioseguridad o capacidad física. El edificio propio tiene un área donde puede funcionar el actual INMeT que se encuentra prácticamente concluida desde hace tres años, esperamos que en el corto plazo las autoridades intervinientes resuelvan aspectos administrativos, y podamos mudarnos y pasar de la etapa fundacional a la de consolidación institucional”.
Aseguró que desde esta perspectiva a corto plazo “los objetivos se concentran en reforzar los temas de investigación existente y otras que se definan a partir de una nueva consulta ampliada, dotándolas de recursos humanos y capacidad física y financiera adecuada. En ese sentido, se están generando o articulando convenios de cooperación y trabajo en red con otros organismos nacionales como universidades, institutos de investigación, de ministerio de defensa o parques nacionales, agencias provinciales y del sistema sanitario local, y también internacionales especialmente con los vecinos Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia.
Con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva se han planteado convenios para facilitar la radicación de investigadores y financiación inicial de líneas consideradas prioritarias, tanto por el sistema sanitario como científico. Otros objetivos inmediatos, a partir de la nueva etapa de consolidación refieren a continuar con el posicionamiento internacional y nacional del INMeT como centro de referencia y producción de conocimiento, la instalación de un área de servicios de diagnósticos especializados reconocida por las redes temáticas, como así también la inserción en la comunidad local ofreciendo nuevas posibilidades de desarrollo para los jóvenes de la región”.
En cuanto al trabajo transversal entre el Instituto y el Ministerio de Salud de la Nación, el Dr. Salomón expuso “el INMeT es una dependencia del Ministerio de Salud de la Nación, como tal tiene una relación estructural y funcional con el mismo. Desde lo personal y fundacional, he sido agente formal de los institutos del Ministerio de Salud e investigador del CONICET desde hace más de veinte años y asociado a actividades del Ministerio informalmente hace más de treinta. Por ello, en la misma reglamentación del INMeT, se hizo constar la interacción con los laboratorios de referencia nacional de la ANLIS Malbrán y con los programas ministeriales. En ese sentido, según las áreas temáticas, se desarrollan proyectos conjuntos con investigadores de los institutos y centros de la ANLIS, sirviendo a su vez de plataforma territorial en el extremo norte del NEA. En relación con los programas, por antecedentes previos al INMeT de los agentes incorporados, una de las áreas de mayor interacción histórica ha sido la de enfermedades transmisibles por vectores y zoonosis”.
Con respecto al trabajo con la comunidad manifestó que “lo primero es respeto y estar más atento a lo que nos tiene que decir la comunidad antes que a lo que queremos decirles, luego podemos seguir conversando sobre metodologías”.

Los diferentes colectivos locales que constituyen, cada uno un grupo de trabajo, como pueden ser los actores políticos, agentes de promoción de la salud, docentes o los vecinos de un barrio con intereses comunes, requieren diversas formas de trabajo de acuerdo a los objetivos y escala en tiempo y espacio de aplicación de los mismos. Reconocer los saberes, los tiempos, la capacidad de cambio y agencia es parte imprescindible del trabajo multidisciplinario, aunque en ocasiones implique para el investigador también la necesidad de mediar en conflictos y reclamos intersectoriales. Por otro lado, el investigador debe ser consciente de las paradojas que nos presentó Geoffrey Rose sobre la medicina preventiva, saber que una medida que produce un gran beneficio a la población ofrece muy poco a cada individuo participante, especialmente en el corto tiempo, y que no hay pacientes agradecidos en medicina preventiva, cuyo éxito es el no-evento”.

Sobre las patologías regionales más frecuentes, explicó que “la Organización Mundial de la Salud señala veinte eventos como “Enfermedades Tropicales Desatendidas-NTD” incluyendo recientemente sarna y ectoparásitos, micosis profundas y accidentes por ofidios, en un documento suscripto por nuestro país para lo cual se nos solicitó asesoramiento. La Organización Panamericana de la Salud destaca once eventos a nivel regional, y desarrolló para ellos el “Plan de acción para la eliminación de las enfermedades infecciosas desatendidas y las medidas posteriores a la eliminación 2016- 2022”, en el que el INMeT participó como colaborador, y al que también adhirió Argentina”.
En relación con nuestro territorio, aclaró que se incluyen las siguientes patologías: a) emergentes no controladas como dengue y leishmaniasis; b) persistentes a pesar que existen estrategias para su control como malaria (en proceso de certificación nacional de libre de paludismo), helmintiosis, y tuberculosis; c) con medidas efectivas de control, disminuyendo, y cuya eliminación está planeada como enfermedad de Chagas y lepra. “Muchas de estos eventos, según el Boletín Integrado de Vigilancia del Ministerio de Salud, presentan una incidencia anual mayor en las zonas noreste y noroeste de Argentina en relación con el resto del país, incluyendo además virosis como Hantavirus, enfermedades bacterianas como brucelosis (NOA), gastroenteritis, rickettsiosis y ETS, oportunistas en inmunosupresión, y envenenamiento de diversos orígenes como agroquímicos y araneismo, parásitos como hidatidosis (NOA), e incluso enfermedades de tipo influenza/bronquilitis. Por ello, una pregunta sencilla se complica ya que en Argentina la región tropical subtropical y de área de influencia está comprendida por diferentes eco-regiones NEA, Chaco y NOA, y dentro de ellas subregiones y focos, con diferentes perfiles epidemiológicos y calidad de diagnóstico-notificación. Pero una complejización adicional surge de la diferencia entre evaluar frecuencia-incidencia e impacto actual o potencial en salud pública, económico, psicosocial o ambiental (biodiversidad). Así eventos menos frecuentes o no registrados en forma obligatoria por el sistema pueden ser de mayor importancia en la población general, visitante o en grupos focales fragilizados, como brotes de zika y chikungunya, perfiles específicos de resistencia antimicrobiana en zona de fronteras, contaminación de acuíferos subterráneos, patógenos emergentes zoonóticos, y eventos no transmisibles que incluyen también con características propias en las regiones “tropicales” de Argentina como desnutrición con o sin obesidad, cáncer de piel, diabetes o accidentes viales”.
Para concluir, brindó recomendaciones generales para viajeros a las zonas tropicales “en relación con la protección para disminuir la probabilidad de picaduras de insectos transmisores de enfermedades transmitidas por insectos (repelentes y reducción de zonas libres de ropa), beber y alimentarse con agua y alimentos de fuente y manejo confiable, y la protección tanto de la radiación solar excesiva, como prevenir la deshidratación.
Hay recomendaciones que debe hacer el médico personal viajero, que son las que dependen de la edad y estado de salud del individuo, generando conciencia de sus limitaciones físicas, como realizar actividades intensivas en condiciones climáticas extremas e inusuales para sus rutinas, que pueden implicar una caminata maratónica bajo el sol, o sumergirse en agua con shock térmico. Otras recomendaciones, son las de sentido común, como evitar sacarse una “selfie” asomado a una catarata, aproximarse a un animal silvestre como si fuese una atracción televisiva, o ingresar a un río torrentoso bajo intoxicación alcohólica. Por último, se deben tener presentes las recomendaciones de lugar y momento, que es tema específico de medicina del viajero, y corresponden a riesgos endémicos o epidémicos coyunturales en determinados sitios y según las actividades de exposición, pues por ejemplo, aun la recomendación de protección ante picadura de insectos es diferente si se deben evitar garrapatas en área de riesgo de rickettsiosis, al hacer tirolesa o rappel en zona de riesgo de fiebre amarilla, frente a actividades diurnas en ciudades con circulación de arbovirus transmisitidos por Aedes aegypti (que se encuentra en el área urbana y no en la selvática), protección vespertina-nocturna de personas y mascotas viajeras en ámbitos urbanos con transmisión activa de leishmaniasis visceral o en periurbanos/selváticos con transmisión de leishmaniasis cutánea.”
 
 
Por Camila Balbín