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Regreso a clases en aulas seguras
Cuáles son las medidas necesarias para volver a la presencialidad y lograr que sea sostenible en el tiempo.
 
 
InformAr COVID-19, un equipo de residentes cordobeses conformado por trabajadores del área de la salud, la ciencia y la comunicación de diferentes disciplinas, realizó un encuentro virtual con Rodrigo Quiroga, doctor en ciencias químicas e investigador de CONICET en Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba para abordar el tema del regreso a las clases presenciales en el marco de la pandemia. Quiroga, quien se desempeña principalmente en el área de Bioinformática, viene realizando en este contexto grandes aportes relacionados al impacto de medidas sanitarias en la transmisión del SARS-CoV-2.
“A veces no dimensionamos la manera en que la escuela y la virtualidad agrandó las desigualdades” dijo el especialista y subrayó: “es importante volver a la presencialidad pero es necesario hacer lo posible para que sea sostenible en el tiempo. Para eso hay que mantener cuidados, haciendo mucho foco en aerosoles y ventilación”.
Con el regreso a las clases presenciales se hace imperativo aplicar nuevas estrategias para mantener las aulas abiertas y para eso es necesario actuar a tiempo y estar atentos. Quiroga explicó que es fundamental hacer hincapié en la ventilación mínima necesaria para reducir el riesgo de transmisión, pero al mismo tiempo evaluar que no sea demasiada cuando llegue el invierno, y eso se puede resolver con un sensor de dióxido de carbono.
Científicos del Reino Unido y de España vienen advirtiendo que mientras más seguras sean las aulas es más probable poder sostener la presencialidad en el tiempo sin que se descontrole la situación.
“Si no era ahora el regreso a las aulas, teníamos que esperar a tener vacunados a una buena cantidad de mayores de sesenta años y eso llevará tiempo”, dijo Quiroga pero advirtió que “es necesaria la gradualidad y observar qué pasa. Es posible que se empiece a generar circulación comunitaria”, que probablemente se incrementará con la llegada de los primeros fríos.
Minimizar riesgos
Las curvas de contagios de las últimas semanas revelan que en más de la mitad de las provincias del país parecen aumentar los casos, casi todas al mismo tiempo. “Podríamos estar ante el comienzo de la segunda ola” señala Quiroga y sostiene que “mientras antes se pueda actuar, se podrán tomar medidas menos estrictas y generalizadas y con tiempo para observar los efectos” y así evitar implementar restricciones más fuertes.
“Hay que implementar ya mayores cuidados, volver a reducir la frecuencia y el tamaño de las reuniones sociales como en octubre del año pasado” recomienda el profesional y aconseja reuniones al aire libre para los ciudadanos, y a los gobiernos, “empezar a pensar qué medidas tomar y en qué orden frente a la evolución de la situación epidemiológica”.
“No sé si vamos a llegar a la presencialidad total, es difícil” duda Quiroga y sostiene que sería razonable con números de casos muy bajos donde se puedan cumplir las distancias mínimas, como escuelas pequeñas y escuelas rurales. “En las grandes ciudades será muy difícil salvo que uno piense en un contexto de alto porcentaje de mayores de sesenta años vacunados”.
En este contexto, para el investigador del CONICET es necesario contrapesar riesgos. “Todo tiene costos y consecuencias, no hay decisiones buenas en una pandemia y hay que elegir la mejor”, sostiene.
Aerosoles y ventilación
Cada vez hay más estudios científicos que indican que la vía principal de transmisión es por aerosoles y por eso la ventilación se vuelve fundamental. “La ventilación es clave y si hay una puerta y una ventana cruzadas es muy simple, abrir un poco la ventana y la puerta es suficiente para garantizar la ventilación necesaria para no respirar el aire exhalado por otra persona”, explica Quiroga, quien recuerda que ya en la medicina del siglo XIX airear y ventilar era una gran recomendación y que es necesario “volver a traerla al presente”.
También insiste en que es necesario medir el aire que respiramos y para eso es fundamental el medidor de CO2, a fin de controlar el aire del interior y así abrir lo suficiente para ventilar y garantizar la ventilación contínua.
“Necesitamos de la responsabilidad social para que se pueda sostener la actividad escolar”, concluye y recomienda “combinar la ventilación con uso de barbijo” para reducir el riesgo y generar la costumbre de mantener limpio el aire de los ambientes como medida para reducir otras enfermedades.
 
 
Por María José Ralli
 
Rodrigo Quiroga, investigador del CONICET