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9no. Congreso Argentino de Auditores y Gerentes de Salud
Resiliencia del Sistema de Salud
 
 
Organizado por la Asociación Argentina de Auditoría y Gestión Sanitaria -SADAM- se llevó a cabo en dos jornadas virtuales el noveno Congreso Argentino de Auditores y Gerentes de Salud bajo la consigna “Resiliencia del Sistema de Salud: deconstrucción, aprender y mirar el futuro”.
Estela Izquierdo, presidenta de la entidad, se refirió al difícil momento que viene atravesando el sector y sostuvo que “la palabra resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada” pero también indica “volver a la normalidad”.
Con la premisa de que la resiliencia es un proceso del cual se aprende, la propuesta del congreso fue el enriquecimiento colectivo con el fin de un futuro que convoque al sistema de salud con una mirada puesta en la construcción de un sistema de salud resiliente donde se utilicen las mejores estrategias, se logren fortalezas, se eviten las vulnerabilidades y se genere una resiliencia organizacional también desde la gestión, involucrando procesos de cambios.
Sobre cómo repensar el modelo de salud y los aspectos de la gestión macro, meso y micro en salud se refirieron el médico Javier Vilosio, master en Economía y Ciencias Políticas y María Teresa Rossi, economista y directora de la Diplomatura de Economía de la Salud y Gestión Sanitaria de la UCA.
“Nadie piensa que esta será la última pandemia y es importante que promovamos la discusión de cómo podría ser el sistema, que esperamos sea resiliente”, dijo Vilosio y analizó el aspecto macro: “la emergencia impuesta por la pandemia no es un tema exclusivamente sanitario. Desde el principio nos pareció equivocada la idea de que había que elegir entre las consecuencias económicas y sociales y las consecuencias sanitarias” dijo y subrayó que “ambos problemas son indivisibles”. Vilosio destacó que es imprescindible tener en cuenta los determinantes sociales tanto en el proceso de salud como en la enfermedad y lo analizó desde dos ámbitos: las consecuencias sanitarias de la pandemia y la respuesta social por un lado y las consecuencias y respuestas sociales de la pandemia por otro. A nivel macroeconómico Vilosio señaló que las consecuencias están relacionadas con la recuperación económica pero también con el déficit y el acuerdo con el FMI, en tanto aún no hay solución para la inflación, la falta de empleo de calidad y la caída de salarios. Esta realidad impacta, dijo, tanto en la pobreza como en la indigencia y la mala calidad de empleo, que está relacionado íntimamente con las consecuencias sociales. Para revertir esta situación será necesaria una agenda de salud con alianzas y acuerdos sectoriales.
Por su parte, María Teresa Rossi sostuvo: “no creo oportuno hablar hoy de una reforma del sistema de salud en el marco de una pandemia” y coincidió en que “el problema es el deterioro de los determinantes sociales, algo que va a poner más estrés en el sistema de salud”. Para Rossi será necesario enfrentar “una fuerte restricción económica con los costos altísimos de los insumos sanitarios” aunque resaltó que “esto pasa en todo el mundo, el gasto en salud está creciendo más rápido de lo que crece el PBI mundial y en cada uno de los países”.
Para la economista la salida “está en gestionar eficientemente los recursos y en gestión sanitaria es complicado”. Rossi explicó que las organizaciones de salud son un conjunto de procesos de asistencia que se llevan a cabo a lo largo de las distintas áreas funcionales”. “Sostengo desde hace mucho que el verdadero problema es poder lograr un proceso asistencial integrado porque en la misma organización de salud se da la misma fragmentación”, señaló.
Repensar el modelo de salud requiere analizar los procesos más importantes de una organización. “La salida está en hacer un fuerte análisis de la situación, con los recursos que se tienen, mejorar las prestaciones no sólo desde el punto de vista de la calidad sino también desde la seguridad”, explicó Rossi y advirtió que son pocos los que hoy realizan una gestión adecuada y agiornada a los tiempos que corren. “Se tienen modelos antiguos con fragmentación entre el área asistencial y de administración sin interacción de datos” ejemplificó y alertó en que es preciso hacer gestión clínica, replantear procesos y detectar oportunidades, para lo que es necesario “hacerse preguntas”.
Argentina gasta casi el diez por ciento de su PBI en salud “con resultados bastante lamentables”, dijo y llamó a mejorar los resultados “involucrando a los profesionales de la salud en proyectos y tratando de formar equipos con líderes con conocimiento”.
Para eso sugirió organizar “pequeños círculos de calidad, donde todos tienen una caja de herramientas para monitor para el desarrollo de los procesos y detectar la capacidad de mejora”.
“Tenemos mucho que hacer desde la organización para mejorar la performance de los servicios de salud”, concluyó.