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Entrevista Miguel Galmés, presidente de la Asociación Médica Argentina
“Es crucial crear una mesa de diálogo urgente”
Ante un escenario de precarización laboral, pluriempleo y falta de tiempo para la formación continua, el presidente de la AMA analiza la coyuntura y apunta: “necesitamos soluciones reales y efectivas”.
 
 
¿Cuál es su análisis sobre el actual escenario del recurso humano en salud en general y de los médicos en particular?
El trabajo del profesional de la salud, especialmente el médico, ha sufrido un retroceso en su salario y en sus condiciones laborales y esto ha hecho que se resienta la salud, lo cual no se puede medir, pero sí podemos decir que no tenemos la misma calidad en salud hoy en día. Esto que está pasando no es nuevo, lleva años y hoy vemos un descontento de ambas partes. El paciente, que para algunos es un cliente -para nosotros que venimos de una asociación médica es un paciente-, se queja porque tiene dificultad para encontrar turnos, tanto en el sector privado como público, y le lleva meses conseguir una operación, excepto las urgencias, que eso funciona bien. Hay que reconocer que el hospital público cumple en lo que es urgencia de manera muy satisfactoria, como se demostró durante la pandemia. Y el recurso humano está, pero sufre.
¿Por qué sufre?
Porque las consultas médicas en la mayoría de los subsistemas, tanto de obras sociales como los sistemas prepagos, tienen un valor muy bajo, lo que lleva al profesional a tener múltiples empleos para alcanzar un salario digno. Esto significa que, después de tanto tiempo de estudio y perfeccionamiento, una gran parte está en situación de pobreza. Esto es muy doloroso, porque cuando nosotros comenzamos la carrera, pensábamos en qué especialidad íbamos a seguir, cómo la íbamos a desarrollar, copiábamos a nuestros maestros, aprendíamos de donde podíamos y tratábamos de generar mayores capacidades de trabajo, ser equitativos, ecuánimes en decisiones, formar equipos multidisciplinarios de trabajo. Pero todo eso cada vez es más difícil.
¿Cómo impacta esta coyuntura en lo cotidiano?
Hoy en día, por ejemplo, juntar colegas para un ateneo, encontrar un espacio para sentarse a discutir un caso, es casi imposible en el sector privado debido a la falta de tiempo. Cada vez es más difícil encontrar un momento en que todos los colegas puedan encontrarse con tranquilidad y sin apuros y eso resiente la calidad del trabajo médico.
También afecta en la elección de los médicos a la hora de especializarse, lo que lleva a que aparezcan especialidades críticas que no se cubren. Antes, uno elegía la especialidad que le gustaba sin mirar tanto su salida laboral, porque con el tiempo se iba acomodando. Ahora, con una sociedad más consumista, la gente joven tiene necesidad de alcanzar sus beneficios más rápido y elige especialidades rentables. Una muestra es la huelga que los residentes hicieron hace un par de años y lograron lo que querían, modificar sus condiciones laborales, aunque sea de manera mínima. Esto demuestra que hay un cambio y que el joven profesional va avanzando, no le importa el cómo.
El problema en las especialidades que se eligen es serio, porque se opta por las más rentables, dejando sin cubrir especialidades cruciales como terapia intensiva, neonatología y medicina familiar. Esto hace que en el futuro no tengamos profesionales suficientes en estas áreas.
Por otro lado, en las grandes urbes hay concentración de profesionales, mientras que en provincias más alejadas no hay quien atienda a la población. Un colega que todos conocemos sostiene que “la salud depende del código postal”, y es así. Tenemos más oferta que demanda, especialmente en áreas críticas.
Y a todo esto se suma una creciente agresión hacia los médicos por parte de los pacientes y sus familiares.
¿Por qué empeoraron las condiciones laborales?
El sistema de prepagos, que era beneficioso para el profesional, se ha desvirtuado y hoy los médicos no ganan bien en ningún lado. Además, la relación con el paciente se ha reducido a 10-15 minutos por consulta, porque el médico necesita ver una gran cantidad para ganar algo decente. Además, los médicos necesitan formarse continuamente, pero cada vez que invierten tiempo en su formación, pierden tiempo de trabajo. No hay instituciones que inviertan en su propio recurso humano.
¿Cuál considera que es la llave para salir de esta situación?
La política es la herramienta clave para solucionar esto, pero necesita voluntad y compromiso a largo plazo, más allá de los presidentes actuales y futuros. Es crucial crear una mesa de diálogo urgente y sin partidos políticos para tomar decisiones que brinden calidad y equidad en la salud.
¿Cree que es necesario replantear la formación de los profesionales de la salud?
Es fundamental modificar la currícula y la formación del recurso humano y las universidades también tienen un papel fundamental en esto. La carrera médica podría ser más corta, pero hay que ver cómo acortarla sin perder calidad, no sé si debe ser de siete años, hay que analizarlo porque no lo es en ninguna parte del mundo. Además, permitir que los médicos hagan una residencia sin tener una matrícula de actividad libre, que lo hagan dentro de un hospital, completaría su formación; pero la residencia debe ser pagada con valores acordes y permitir que el médico trabaje antes.
¿Qué rol le cabe a las entidades para encontrar una solución?
Las entidades que representan a los médicos, como la nuestra, las federaciones y asociaciones médicas y los colegios médicos, deberían unirse para mejorar el salario profesional y proporcionar condiciones laborales dignas. Hoy, ninguna entidad cubre completamente las necesidades de los médicos, entonces es importante que todos los sectores se sienten en una mesa para discutir y buscar soluciones a largo plazo.
¿La integración del sistema de salud es una opción posible?
Hoy en día, el problema que tiene la medicina actual es decidir entre una medicina pública, privada o de obra social, y cómo validamos al PAMI. Cada sector pone un fragmento del sistema, y si todos los sectores no están sentados a la mesa, no podemos hablar de integración. Todos cumplen un rol y todos tienen algo para aportar. Ni la salud puede ser 100% pública porque no tiene con qué, ni el sector privado puede tomar decisiones que bajen los ingresos de los profesionales. Las empresas de los prepagos, que antes eran de los médicos y pensaban en los pacientes, hoy son empresas netamente comerciales.
¿Considera que la unidad de los representantes del sector es necesaria para que los reclamos sean escuchados?
Las entidades que representamos a los médicos tenemos que estar a la altura de lo que los médicos necesitan, el problema está desmadrado y todos tenemos culpa de algo. Debemos darle al médico lo que pide: un lugar digno de trabajo y un salario acorde.
Reclamamos que el profesional pueda atender con más tiempo y con buen salario, pero para eso es fundamental la formación continua, crucial para evitar gastos innecesarios y garantizar una atención de calidad. Las instituciones deben fomentar esta formación y proporcionar los recursos necesarios. Es importante que todos los sectores, tanto sindicales, corporativos, científicos y académicos, se unan para buscar soluciones. Debemos generar un grupo proactivo hacia el futuro y buscar respuestas que vayan más allá de las gestiones actuales porque necesitamos soluciones reales y efectivas.
 
 
Por María José Ralli